Ante la encrucijada que representa el entorno económico para las autoridades financieras, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha dado a conocer que no teme por la solvencia y solidez del sistema bancario mexicano por sus altos niveles de capitalización, pero aún así revisará su esquema de regulación.
Así mismo, la secretaría responsable de la política fiscal reconoció que este año sólo se podrán crear entre 350 mil y 400 mil empleos. Llama la atención que mientras que en el primer semestre la economía mexicana creció 2.8%, se está afirmando que para todo el año el crecimiento será del orden de 2.0%, lo cual refleja un segundo semestre más difícil que el primero, a pesar de que tradicionalmente es en la segunda parte del año cuando la economía desfoga a mayor ritmo.
Si la creación de esos empleos corresponde a un crecimiento de 2.0% y demográficamente el país requiere que se generen un millón 200 mil puestos de trabajo anualmente, eso quiere decir que mientras la economía mexicana no crezca más de 5.0%, se estará generando un problema social que más temprano que tarde habrá que atender.
Evidentemente, el entorno internacional y el estado que guarda el mercado interno hacen ver claramente la imposibilidad de contar con ritmos de crecimiento superiores a 3.0%, así que vale la pena preguntarse qué es lo que hemos aprendido de no haber logrado crecer de manera importante, ni siquiera en los años recientes en que había estabilidad financiera y expansión económica internacional.
La verdad de las cosas es que México no logró crecer porque no ha hecho la tarea de ponerse al corriente en aquellos factores que aseguran la competitividad hoy en día, como son la disponibilidad de infraestructura, costos competitivos de energéticos, financiamientos disponibles a costos atractivos y un marco jurídico que garantice un Estado de derecho justo y expedito.
La regulación a los bancos mexicanos puede ser la adecuada, pero ello no quita que existan una serie de pendientes importantes por resolver, si no queremos que el problema social en que estamos inmersos se agudice hasta alcanzar niveles en que además de algunos satisfactores, a los ciudadanos se les acabe privando de algunas libertades.
Así mismo, la secretaría responsable de la política fiscal reconoció que este año sólo se podrán crear entre 350 mil y 400 mil empleos. Llama la atención que mientras que en el primer semestre la economía mexicana creció 2.8%, se está afirmando que para todo el año el crecimiento será del orden de 2.0%, lo cual refleja un segundo semestre más difícil que el primero, a pesar de que tradicionalmente es en la segunda parte del año cuando la economía desfoga a mayor ritmo.
Si la creación de esos empleos corresponde a un crecimiento de 2.0% y demográficamente el país requiere que se generen un millón 200 mil puestos de trabajo anualmente, eso quiere decir que mientras la economía mexicana no crezca más de 5.0%, se estará generando un problema social que más temprano que tarde habrá que atender.
Evidentemente, el entorno internacional y el estado que guarda el mercado interno hacen ver claramente la imposibilidad de contar con ritmos de crecimiento superiores a 3.0%, así que vale la pena preguntarse qué es lo que hemos aprendido de no haber logrado crecer de manera importante, ni siquiera en los años recientes en que había estabilidad financiera y expansión económica internacional.
La verdad de las cosas es que México no logró crecer porque no ha hecho la tarea de ponerse al corriente en aquellos factores que aseguran la competitividad hoy en día, como son la disponibilidad de infraestructura, costos competitivos de energéticos, financiamientos disponibles a costos atractivos y un marco jurídico que garantice un Estado de derecho justo y expedito.
La regulación a los bancos mexicanos puede ser la adecuada, pero ello no quita que existan una serie de pendientes importantes por resolver, si no queremos que el problema social en que estamos inmersos se agudice hasta alcanzar niveles en que además de algunos satisfactores, a los ciudadanos se les acabe privando de algunas libertades.