La crisis financiera por la que atraviesa Estados Unidos, cuyos efectos se resienten prácticamente en todo el mundo, traerá a México un problema fuerte en los próximos meses, ya que el pronóstico de la Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior es que de aquí a principios de 2009 habrán regresado a nuestro país hasta un millón y medio de migrantes, pues de agosto a la fecha han quedado sin empleo casi un millón de mexicanos en el vecino del Norte.
Las cifras no mienten: familias enteras alistan su retorno, y por citar un ejemplo, tan sólo en el Consulado de Santa Ana, California, 570 han solicitado en los dos últimos meses su ingreso a México, con su menaje de casa. La situación de la comunidad mexicana en Estados Unidos, según la organización, es dramática, “cada quien vive su propio infierno, el sueño americano dejó de serlo”.
Se calcula que 150 mil personas ya regresaron a sus lugares de origen en México de agosto a la fecha, según cifras oficiales recabadas por la asociación en sus 20 oficinas regionales de Estados Unidos, y en el mismo lapso, 550 mil mexicanos legales perdieron su empleo y más de medio millón de indocumentados no laboran, pues estados como California alcanzan tasas de hasta 8% de desempleo, con consecuencias devastadoras.
La construcción —cita un informe de la asociación—, que históricamente era fuente de empleo para mexicanos, está paralizada; también los servicios —hoteles y restaurantes— que se suman al cierre de plantas automotrices, tiendas departamentales y bancos. Además, en los dos últimos meses un millón 400 mil hispanos perdieron sus casas, y han sido embargadas por los bancos, 800 mil de ellas pertenecían a mexicanos.
El panorama de cara al futuro luce difícil para estos mexicanos que regresarán a su lugar de origen, y esta situación será sin duda una prueba para el Gobierno federal, que desde ahora debe tomar providencias para ofrecerles trabajo, educación y servicios, pues en su mayoría se trata de gente que llegará a comunidades en regiones pobres del país. Tarea nada fácil, pero son mexicanos a quienes deberá atenderse, y desde ya se debe pensar en las acciones a emprender.
Las cifras no mienten: familias enteras alistan su retorno, y por citar un ejemplo, tan sólo en el Consulado de Santa Ana, California, 570 han solicitado en los dos últimos meses su ingreso a México, con su menaje de casa. La situación de la comunidad mexicana en Estados Unidos, según la organización, es dramática, “cada quien vive su propio infierno, el sueño americano dejó de serlo”.
Se calcula que 150 mil personas ya regresaron a sus lugares de origen en México de agosto a la fecha, según cifras oficiales recabadas por la asociación en sus 20 oficinas regionales de Estados Unidos, y en el mismo lapso, 550 mil mexicanos legales perdieron su empleo y más de medio millón de indocumentados no laboran, pues estados como California alcanzan tasas de hasta 8% de desempleo, con consecuencias devastadoras.
La construcción —cita un informe de la asociación—, que históricamente era fuente de empleo para mexicanos, está paralizada; también los servicios —hoteles y restaurantes— que se suman al cierre de plantas automotrices, tiendas departamentales y bancos. Además, en los dos últimos meses un millón 400 mil hispanos perdieron sus casas, y han sido embargadas por los bancos, 800 mil de ellas pertenecían a mexicanos.
El panorama de cara al futuro luce difícil para estos mexicanos que regresarán a su lugar de origen, y esta situación será sin duda una prueba para el Gobierno federal, que desde ahora debe tomar providencias para ofrecerles trabajo, educación y servicios, pues en su mayoría se trata de gente que llegará a comunidades en regiones pobres del país. Tarea nada fácil, pero son mexicanos a quienes deberá atenderse, y desde ya se debe pensar en las acciones a emprender.