Sensatez, no miedo

Sorpresivamente, en una semana el peso mexicano se ha depreciado más de 17% como consecuencia de la desconfianza en los mercados financieros, que ha forzado a los capitales a buscar destinos más seguros, como son los bonos del Tesoro estadounidense. Si a esto se agregan las menores entradas de remesas, la baja en los ingresos por turismo y la caída en el precio del petróleo, se puede explicar con claridad el ataque especulativo que ha sufrido nuestra moneda, por más blindaje financiero que presuman nuestras autoridades.

Ante esto, es importante distinguir lo normal de lo especulativo. Es cierto que la crisis financiera está superando todo lo que se había previsto y que la recesión en Estados Unidos se puede prolongar hasta 2009, pero debemos tener presente que los bancos en México se encuentran sanos y solventes, y que las reservas internacionales están en un nivel récord que esta semana alcanzó los 84 mil 116 millones de dólares.

Como el tipo de cambio en México es flotante, a diferencia de otras épocas, ahora no se puede esperar que salga el banco central en rescate de la moneda y se deshaga de sus reservas para aparentar una fortaleza inconveniente.

En otros países emergentes, como Brasil, Argentina o Perú, las monedas también están sufriendo depreciaciones, pero moderadas. Esto indica que tienen menos flujos directos con Estados Unidos, que no dependen tanto de ingresos derivados de ese país como las remesas y el turismo, pero también, que no se ha desatado una especulación de la magnitud de la que aquí se vive.

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