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Ciencia viva de la mano del Dr. Brobowsky

El reputado astrofísico invitó a los estudiantes a interesarse por disciplinas que son el presente y el futuro de la investigación científica

GUADALAJARA, JALISCO (09/SEP/2013).- No todos los días Guadalajara recibe la visita de un astrofísico de clase mundial. Y menos de uno que descubrió una nebulosa planetaria. El Doctor en astrofísica, Matthew Bobrowsky, una eminencia científica a escala mundial, visitó el pasado viernes la Perla Tapatía, con la intención de charlar con jóvenes jaliscienses alumnos de preparatoria, y demostrarles que la ciencia es todo, menos aburrida.

 Catedrático estadounidense, se desempeña como director en el área de clase y demostración del departamento de física en la Universidad de Maryland.

 Bobrowsky, visitó por primera vez nuestra ciudad, y fue la primera visita a México que hace “por trabajo”. Y el doctor insiste en que el término se entrecomille, porque “para mí no es trabajo hablar con jóvenes, y mostrar que la ciencia no es aburrida. Lo que es aburrido es la manera en que se nos enseña”.

El profesor impartió la charla “El proceso de la ciencia” en el Auditorio Valentín Gómez Farías del edificio del Sistema de Educación Media Superior de la Universidad de Guadalajara. Allí, detalló la importancia de la curiosidad en el proceso de aprendizaje.

 No fue una conferencia común. Con más de dos décadas dedicado a la cátedra, a él no le importa hablar, mientras los alumnos escuchan con un silencio sepulcral. Bobrowsky bromeó con los estudiantes, les relató pasajes sobre su vida e incluso se dio el lujo de hacer el experimento de gravedad de Galileo Galilei, dejando caer dos objetos, con el fin de demostrar si el peso tiene un efecto sobre la gravedad. El experimento, sencillo de realizar, buscó demostrar que la ciencia está siempre al alcance de todos.

Romper tabúes


 El primer paso para ser un buen científico, considera el doctor Brobowsky, es poseer la disposición de ver más allá de lo obvio. “Un científico no debe creer en algo que no se pueda comprobar. Tiene que ser verificable. Experimentar, comparar, contrastar, refutar y demostrar”.

 Acostumbrado a impartir clases entre licenciados y doctores (en Maryland sus grupos pueden ser de hasta 200 estudiantes), se dijo entusiasta de poder charlar con jóvenes de preparatoria. “No conozco el sistema educativo mexicano”, explicó a pregunta expresa de EL INFORMADOR. “Pero el progreso científico enfrenta un mal universal, aquí, en Estados Unidos, y en el mundo”.

 “Muchas veces son preconcepciones políticas o religiosas las que frenan a la ciencia. Y los propios científicos crean posturas a partir de ellas. Lo que yo les pido a mis alumnos, en cualquier lugar y en cualquier carrera, es que aprendan a tener la mente abierta. A que siempre estén dispuestos a sorprenderse, a transitar por todo tipo de caminos”. Agrega que la ciencia buena o mala no existe. “Nosotros somos los que orientamos el conocimiento en una dirección en específico”.

 ¿El gran reto para convertir los estudios científicos en algo atractivo? El doctor no le da vueltas: “Ya es tiempo de que dejemos de decirle a los alumnos de que la ciencia es algo que se aprende de memoria. Y un reto mayor es hacerle ver a los maestros que hay muchas formas de enseñarla”.

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