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El paraíso del Cuerpo
Dos, tres, cinco, seis horas de ejercicio... ¿Cuánto tiempo es mucho? Si Maddonna es un cuerazo a los 55: nosotros también podemos
GUADALAJARA, JALISCO (10/FEB/2013).- Entre una hora y nada es mejor nada”. Agitada y con porte de María Félix, Maya suelta la frase sobre una caminadora, en la que este mediodía se mueven sus 20 de edad, 50 de peso y 34 salarios mínimos de ropa deportiva, morada y amarilla fluorescente. Pero a Maya no le basta su delgadez, porque ella quiere ser como su maestra de abdomen —una de las tres clases que toma diario, además de la caminadora y las sesiones en los aparatos del gimnasio—, quien levanta pesas en el otro extremo del bodegón.
Los albañiles le deben sus brazotes al cemento. La clase media tomó el gimnasio. Madonna es un forrazo a los 55: nosotros también podemos.
Porque acá nadie se compara con el albañil, sino con la Madonna y con el Arnold Strong “Mr. Universe”. O por lo menos con el que está más cerca, en este universo de pujidos y sudor que siempre huele a limpio. “Si te quieres poner como aquel fulano de allá”, señala el Yoshi que apenas hace 18 meses era talla 38 y hoy presume cintura 32, “debes hacer una hora de cardio, más 30 minutos de abdominales, más dos horas de pesas”. Todo el mismo día, de lunes a viernes.
Si el trabajo nunca se acaba, el ejercicio tampoco. Y eso que “aquel fulano de allá” no está como el de acá, el de la pantalla de esta computadora que en la página de internet Mi piel sana —tal vez nadie ha notado que piel y músculo son cosas distintas—, recomienda 150 ejercicios de gimnasio para espalda; 71 para bíceps; 63 para abdomen, sin contar a los antebrazos, triceps, espalda, hombros, glúteos, pecho y piernas, y sin contar con que nada de esto sirve si uno no hace por lo menos una hora de “cardio”.
Es probable que el Yoshi no conozca Mi piel sana, pero se mantiene dentro de los cánones de todos los gimnasios del mundo. Los sábados entrena para árbitro de roller derby. “Me quiero tatuar el pecho y la espalda y quiero que los dibujos se vean padres”.
Parece que acá cada uno tiene su pretexto para pasar tres horas y media en la noble tarea de ejercitarse en un espacio cerrado. ¿Cuánto es mucho? Casi nadie lo sabe decir. La Organización Mundial de la Salud habla con alarma del otro extremo de la población, los 42 millones de niños con sobrepeso que pueblan el mundo, pero no de los miles que decidieron dejar la vida en el gimnasio.
¿Cuánto ejercicio es obsesión? Sabrá Dios. Para Cecilia, ni todo el del mundo. Cuatro horas de natación, de cinco a nueve de la mañana; 20 minutos de cardio; una hora y media de aparatos y media hora de abdomen: “No es una obsesión. Lo que pasa es que a veces, cuando estoy caminando empieza una película y me gusta acabarla de ver”, insiste la veinteañera, quien le echa la culpa de las horas invertidas aquí a su rodilla, que necesita urgente rehabilitación.
Las televisiones en los gimnasios podría ser un tema por sí solas. Aquí se puede ver cómo detectives gringas, muy noventa sesenta noventa todas, atrapan sin piedad a los maleantes más despiadados, que suelen vivir en Nueva York, Los Ángeles y Miami, y que generalmente son negros o mexicanos, los desgraciados.
Estas tramas de la gente buena y bella contra los malos y feos se entienden perfectamente, aunque nadie puede escuchar la voz de los protagonistas, porque en el piso de arriba el profe de fitness anima a sus muchachos a todo pulmón. Y si el profe de fitness y la música electrónica no existieran daría igual: todo mundo tiene sus audífonos bien puestos, de tal manera que es muy difícil entender cómo nacen los amoríos en este espacio de aparatos y salud física.
“A la persona con la que salgo me la ligué aquí, en el yim”, dice Cecilia, y uno sabe que por las seis horas que invierte en el deporte, ha dicho una obviedad.
Ligar en el yim ha sido tema hasta de película pornográfica. La cuestión es que las ganas de ligue pueden resultar infructuosas cuando al ganoso Dios le dio cuerpo de pasta de dientes mal apretada.
“Esa vieja tiene cuerpo de vieja de cuarenta años”, se burla un trío de cuarentones, cuando habla de la pretensa de uno de ellos.
El gimnasio no acepta términos medios, dice un usuario. “Si estás gorda este es tu lugar, aunque nadie te va a pelar. Si estás buena, eres como de la casa. Si estás dos tres, las gordas te odian y las buenas te desprecian”. El autor de esta máxima pide anonimato, por razones de crueldad.
Que no se piense que sólo se habla de físico en el yim. La comida, en su presentación cuantitativa y cualitativa, es un tema muy importante. Así, la poca oralidad que flota en el aire está llena de carbohidratos, proteínas, aminoácidos y vitaminas. Entre los del trío de cuarentones que criticaba a la que parece de cuarenta, dos hablan ahora del estómago, que tras las vacaciones está hecho una piltrafa rellena de grasa sólida y colesterol lamenta uno, rubio, antes de que otro, trigueño, le pregunte pos qué comiste, a lo que el rubio dirá que de todo, y el trigueño comentará que él sí se esforzó por las proteínas, que el rubio lamenta haber cambiado por platillos grasientos.
Dicho eso, cada quién se pone a cargar sus 50 kilogramos de fierros, que durante tres horas subirán y bajarán, mientras los autores la maniobra ensayan un rictus de película de horror y dejan escapar respectivos pfús, iccc y futs de sus contraídas bocas, que a este ritmo pronto necesitarán la belleza occidental que sólo proporciona el bisturí de un buen cirujano plástico.
PARA SABER
Qué dice la OMS
En la “Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud”, la Organización Mundial de la Salud recomienda distintas actividades y tiempo de ejercitación, según tres grupos de edad. El documento completo puede descargarse en: http://whqlibdoc.who.int/publications/2010/9789243599977_spa.pdf
Personas entre 5 y 17 años:
El ejercicio debe consistir en actividades aeróbicas: juegos, deportes, desplazamientos, educación física o ejercicios programados, por lo menos una hora diaria. Tres veces a la semana se debe incluir actividades vigorosas que refuercen los músculos y huesos.
Personas de 18 y 64 años:
La recomendación es de por lo menos 20 minutos diarios, que combinen ejercicios moderados y vigorosos; además, 10 minutos de ejercicio aeróbico diario. Gradualmente, este grupo debe aumentar sus actividades a 40 minutos diarios o más e incluir, dos veces cada semana, actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
Mayores de 65 años:
La actividad física debe consistir en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales, tareas domésticas o ejercicios programados, al principio por lo menos 20 minutos diarios, hasta llegar a 40 minutos diarios. La OMS recomienda ejercicios de movilidad reducida, para impedir las caídas.
Los albañiles le deben sus brazotes al cemento. La clase media tomó el gimnasio. Madonna es un forrazo a los 55: nosotros también podemos.
Porque acá nadie se compara con el albañil, sino con la Madonna y con el Arnold Strong “Mr. Universe”. O por lo menos con el que está más cerca, en este universo de pujidos y sudor que siempre huele a limpio. “Si te quieres poner como aquel fulano de allá”, señala el Yoshi que apenas hace 18 meses era talla 38 y hoy presume cintura 32, “debes hacer una hora de cardio, más 30 minutos de abdominales, más dos horas de pesas”. Todo el mismo día, de lunes a viernes.
Si el trabajo nunca se acaba, el ejercicio tampoco. Y eso que “aquel fulano de allá” no está como el de acá, el de la pantalla de esta computadora que en la página de internet Mi piel sana —tal vez nadie ha notado que piel y músculo son cosas distintas—, recomienda 150 ejercicios de gimnasio para espalda; 71 para bíceps; 63 para abdomen, sin contar a los antebrazos, triceps, espalda, hombros, glúteos, pecho y piernas, y sin contar con que nada de esto sirve si uno no hace por lo menos una hora de “cardio”.
Es probable que el Yoshi no conozca Mi piel sana, pero se mantiene dentro de los cánones de todos los gimnasios del mundo. Los sábados entrena para árbitro de roller derby. “Me quiero tatuar el pecho y la espalda y quiero que los dibujos se vean padres”.
Parece que acá cada uno tiene su pretexto para pasar tres horas y media en la noble tarea de ejercitarse en un espacio cerrado. ¿Cuánto es mucho? Casi nadie lo sabe decir. La Organización Mundial de la Salud habla con alarma del otro extremo de la población, los 42 millones de niños con sobrepeso que pueblan el mundo, pero no de los miles que decidieron dejar la vida en el gimnasio.
¿Cuánto ejercicio es obsesión? Sabrá Dios. Para Cecilia, ni todo el del mundo. Cuatro horas de natación, de cinco a nueve de la mañana; 20 minutos de cardio; una hora y media de aparatos y media hora de abdomen: “No es una obsesión. Lo que pasa es que a veces, cuando estoy caminando empieza una película y me gusta acabarla de ver”, insiste la veinteañera, quien le echa la culpa de las horas invertidas aquí a su rodilla, que necesita urgente rehabilitación.
Las televisiones en los gimnasios podría ser un tema por sí solas. Aquí se puede ver cómo detectives gringas, muy noventa sesenta noventa todas, atrapan sin piedad a los maleantes más despiadados, que suelen vivir en Nueva York, Los Ángeles y Miami, y que generalmente son negros o mexicanos, los desgraciados.
Estas tramas de la gente buena y bella contra los malos y feos se entienden perfectamente, aunque nadie puede escuchar la voz de los protagonistas, porque en el piso de arriba el profe de fitness anima a sus muchachos a todo pulmón. Y si el profe de fitness y la música electrónica no existieran daría igual: todo mundo tiene sus audífonos bien puestos, de tal manera que es muy difícil entender cómo nacen los amoríos en este espacio de aparatos y salud física.
“A la persona con la que salgo me la ligué aquí, en el yim”, dice Cecilia, y uno sabe que por las seis horas que invierte en el deporte, ha dicho una obviedad.
Ligar en el yim ha sido tema hasta de película pornográfica. La cuestión es que las ganas de ligue pueden resultar infructuosas cuando al ganoso Dios le dio cuerpo de pasta de dientes mal apretada.
“Esa vieja tiene cuerpo de vieja de cuarenta años”, se burla un trío de cuarentones, cuando habla de la pretensa de uno de ellos.
El gimnasio no acepta términos medios, dice un usuario. “Si estás gorda este es tu lugar, aunque nadie te va a pelar. Si estás buena, eres como de la casa. Si estás dos tres, las gordas te odian y las buenas te desprecian”. El autor de esta máxima pide anonimato, por razones de crueldad.
Que no se piense que sólo se habla de físico en el yim. La comida, en su presentación cuantitativa y cualitativa, es un tema muy importante. Así, la poca oralidad que flota en el aire está llena de carbohidratos, proteínas, aminoácidos y vitaminas. Entre los del trío de cuarentones que criticaba a la que parece de cuarenta, dos hablan ahora del estómago, que tras las vacaciones está hecho una piltrafa rellena de grasa sólida y colesterol lamenta uno, rubio, antes de que otro, trigueño, le pregunte pos qué comiste, a lo que el rubio dirá que de todo, y el trigueño comentará que él sí se esforzó por las proteínas, que el rubio lamenta haber cambiado por platillos grasientos.
Dicho eso, cada quién se pone a cargar sus 50 kilogramos de fierros, que durante tres horas subirán y bajarán, mientras los autores la maniobra ensayan un rictus de película de horror y dejan escapar respectivos pfús, iccc y futs de sus contraídas bocas, que a este ritmo pronto necesitarán la belleza occidental que sólo proporciona el bisturí de un buen cirujano plástico.
PARA SABER
Qué dice la OMS
En la “Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud”, la Organización Mundial de la Salud recomienda distintas actividades y tiempo de ejercitación, según tres grupos de edad. El documento completo puede descargarse en: http://whqlibdoc.who.int/publications/2010/9789243599977_spa.pdf
Personas entre 5 y 17 años:
El ejercicio debe consistir en actividades aeróbicas: juegos, deportes, desplazamientos, educación física o ejercicios programados, por lo menos una hora diaria. Tres veces a la semana se debe incluir actividades vigorosas que refuercen los músculos y huesos.
Personas de 18 y 64 años:
La recomendación es de por lo menos 20 minutos diarios, que combinen ejercicios moderados y vigorosos; además, 10 minutos de ejercicio aeróbico diario. Gradualmente, este grupo debe aumentar sus actividades a 40 minutos diarios o más e incluir, dos veces cada semana, actividades de fortalecimiento de los grandes grupos musculares.
Mayores de 65 años:
La actividad física debe consistir en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales, tareas domésticas o ejercicios programados, al principio por lo menos 20 minutos diarios, hasta llegar a 40 minutos diarios. La OMS recomienda ejercicios de movilidad reducida, para impedir las caídas.