Suplementos
Inteligencia incomprendida
Los niños con altas capacidades necesitan de una atención especializada que explote adecuadamente sus aptitudes
GUADALAJARA, JALISCO (13/JUN/2011).- Son llamados de muchas formas: niños genio, índigo, cristal, brillantes o superdotados; los adjetivos son muchos para resumir en una sola palabra el nivel de inteligencia y aptitudes que poseen.
Por lo general, estos infantes intentan aclarar cualquier duda, investigan y preguntan hasta el cansancio el porqué de las cosas. Son curiosos, observadores, independientes y prácticamente dominan un lenguaje avanzado para su edad, el cual saben emplear adecuadamente en distintas situaciones.
Ariel Antonio González Padilla, es uno de ellos, un niño con alta capacidad.
A sus 11 años de edad, la escuela representa para él una fuente de conocimientos interminables. Le gustan todas las materias que le imparten en el colegio al que asiste, desde la Historia universal, Geografía, Ciencias naturales y las Matemáticas.
Desde pequeño supo que era “diferente” al resto de sus compañeros de clase.
“Por momentos me empezaron a decir de cosas, que era raro o extraño. Muchas veces se impresionaban, por lo que me di cuenta que era diferente”, dice.
Ariel forma parte del 15% de la población infantil, a nivel mundial, que posee altas capacidades o aptitudes, ya sea en el ámbito intelectual, artístico o emocional.
El Laboratorio de Psicología y Educación Especial (Lapsiee) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), se encarga de encaminar y focalizar a estos niños “especiales”, con una guía específica y efectiva que les permite detectar, explotar y desarrollar sus conocimientos y talentos avanzados.
Dolores Valadez Sierra, coordinadora de esta área universitaria y del Programa de Atención a Alumnos Sobresalientes, asegura que el término correcto para nombrar a estos infantes es “niño con alta capacidad o aptitud”, ya que los demás sobrenombres dependen del tipo de habilidad que se hable.
“A nivel nacional, el concepto que más se utiliza es el de aptitudes sobresalientes, que hace alusión a los niños que sobresalen ya sea en el aspecto intelectual, creativo, afectivo, artístico y psicomotor”.
Destaca que conceptos como la “superdotación”, hacen alusión a aquellos que tienen una capacidad intelectual arriba de 130 puntos del coeficiente intelectual, en tanto que el término de “genio” es destinado al que “crea algo que trasciende y es útil para la sociedad”.
Valadez Sierra advierte que algunos autores señalan que la edad ideal para detectar a un niño sobresaliente es hasta entrada la adolescencia, a los 15 años, en tanto que otros optan por adelantarse y definirlos a los dos años de edad.
“Cuando los detectas muy chiquitos, manifiestan lo que se conoce como precocidad, acompañada de habilidades motrices o lingüísticas. Hay otros que empiezan a manifestarlo en edades posteriores, cuando ya tienen un objetivo muy particular, o cuando ya eligieron sobre qué quiere trabajar o destinarse a una área de interés”, detalla Valadez Sierra.
¡Ayuda por favor!
Cuando Ariel González ingresó a la primaria se dio cuenta de que “aprendía muy rápido y podía resolver todo lo que me preguntaban”.
Actualmente, cursa el quinto grado, su promedio escolar se mantiene en el aclamado 10, por lo que pertenece al llamado “cuadro de honor”, a excepción de que en el curso pasado, las calificaciones lo sorprendieron con un 9.9 y un 9.8, algo que él califica como “muy frustrante”.
Su madre, Patricia Padilla, reconoce que “para Ariel sí ha sido un poco difícil su adaptación en la escuela, porque sus compañeritos, a pesar de que lo admiran y lo reconocen, siempre hay algo que no comprenden y existe un cierto tipo de recelo”.
Recuerda que antes del año de edad, Ariel ya articulaba palabras muy claras y concretas; a los dos años, detectó su capacidad de retención al mostrarle las banderas del mundo, por simple curiosidad. “Él las veía y las identificaba”.
Desde primer grado, la profesora de Ariel insistió en que él “era diferente”, su madre optó por no darle tanta importancia, hasta que en cuarto grado la maestra le comentó que “este niño ya no puede estar en este colegio, necesitas buscar algo especial para él, porque ya rebazó a la escuela”. De esta forma, Ariel y sus padres llegaron al Lapsiee.
Diamantes en bruto
Angélica García, psicóloga e integrante del Lapsiee, subraya que los niños con altas capacidades están conscientes de sus cualidades.
“A veces puede que ellos no sepan la causa de esa diferencia, en vez de ver que tienen cualidades más desarrolladas, se preguntan ‘¿algo tengo... algo malo me está pasando?’, por lo que es importante al atenderlos, ubicarlos como las personas que son, con capacidades y también defectos”.
En este sentido, Dolores Valadez destaca las acciones que desde hace cinco años México implementa para impulsar la atención a niños sobresalientes por parte de la Secretaría de Educación Pública, además de reconocer la reciente modificación al artículo 41 de la Ley General de Educación, que permite el ingreso del niño a la escuela antes de la edad obligatoria, si es que demuestra competitividad para cursar el grado de interés.
Actualmente, son 15 los niños que integran el Lapsiee. Aquí, ellos reciben orientación y asesoría académica, pero primordialmente, un equilibrio emocional, pues muchos llegan con trastornos depresivos, déficit de atención, abandono e incomprensión por parte de la familia o la escuela, niveles alarmantes de ansiedad, hasta alteraciones físicas como la dermatitis, dolores recurrentes en el oído, estómago o cabeza, e incluso diarrea.
Tiempo, trabajo y esfuerzo
En el Lapsiee, los padres de familia también reciben atención para que aprendan de qué modo ayudar a explotar las capacidades de sus hijos sobresalientes, desde el aspecto de qué habilidades se está tratando y cómo compaginarlas con la institución educativa a la que asiste.
“Tratamos de darle más elementos para que amplíe sus conocimientos y su ansia de querer saber más, no tratamos de limitar su capacidad”, explica Antonio González, padre de Ariel.
Las actividades implementadas por la Universidad de Guadalajara no consisten propiamente en materias especializadas.
“No somos especialistas en darle un curso de matemáticas, sino que adaptamos el clima ideal para que ellos inventen y creen cómo van aplicar los contextos que están desarrollando. Tienen esa libertad, muchas veces la escuela tiende a bloquear eso”, explica Angélica García.
Cursos de verano
El laboratorio de Psicología y Educación Especial (Lapsiee) impartirá un curso de verano apartir del 11 de julio del presente año. Serán dos los grupos de atención para niños con altas capacidades (de seis a ocho años, y de nueve a doce años) previamente identificadas, de no ser así, es necesario llamar y programar una cita para que el menor sea valorado. se abordarán trabajos para el desarrollo de habilidades en artes visuales, ballet, creatividad, teatro, photoshop y primeros auxilios, entre otras.
Horario: de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas
Lapsiee
Sierra Nevada 950. Colonia Independencia
Teléfono. 10-58-52-00
Por lo general, estos infantes intentan aclarar cualquier duda, investigan y preguntan hasta el cansancio el porqué de las cosas. Son curiosos, observadores, independientes y prácticamente dominan un lenguaje avanzado para su edad, el cual saben emplear adecuadamente en distintas situaciones.
Ariel Antonio González Padilla, es uno de ellos, un niño con alta capacidad.
A sus 11 años de edad, la escuela representa para él una fuente de conocimientos interminables. Le gustan todas las materias que le imparten en el colegio al que asiste, desde la Historia universal, Geografía, Ciencias naturales y las Matemáticas.
Desde pequeño supo que era “diferente” al resto de sus compañeros de clase.
“Por momentos me empezaron a decir de cosas, que era raro o extraño. Muchas veces se impresionaban, por lo que me di cuenta que era diferente”, dice.
Ariel forma parte del 15% de la población infantil, a nivel mundial, que posee altas capacidades o aptitudes, ya sea en el ámbito intelectual, artístico o emocional.
El Laboratorio de Psicología y Educación Especial (Lapsiee) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), se encarga de encaminar y focalizar a estos niños “especiales”, con una guía específica y efectiva que les permite detectar, explotar y desarrollar sus conocimientos y talentos avanzados.
Dolores Valadez Sierra, coordinadora de esta área universitaria y del Programa de Atención a Alumnos Sobresalientes, asegura que el término correcto para nombrar a estos infantes es “niño con alta capacidad o aptitud”, ya que los demás sobrenombres dependen del tipo de habilidad que se hable.
“A nivel nacional, el concepto que más se utiliza es el de aptitudes sobresalientes, que hace alusión a los niños que sobresalen ya sea en el aspecto intelectual, creativo, afectivo, artístico y psicomotor”.
Destaca que conceptos como la “superdotación”, hacen alusión a aquellos que tienen una capacidad intelectual arriba de 130 puntos del coeficiente intelectual, en tanto que el término de “genio” es destinado al que “crea algo que trasciende y es útil para la sociedad”.
Valadez Sierra advierte que algunos autores señalan que la edad ideal para detectar a un niño sobresaliente es hasta entrada la adolescencia, a los 15 años, en tanto que otros optan por adelantarse y definirlos a los dos años de edad.
“Cuando los detectas muy chiquitos, manifiestan lo que se conoce como precocidad, acompañada de habilidades motrices o lingüísticas. Hay otros que empiezan a manifestarlo en edades posteriores, cuando ya tienen un objetivo muy particular, o cuando ya eligieron sobre qué quiere trabajar o destinarse a una área de interés”, detalla Valadez Sierra.
¡Ayuda por favor!
Cuando Ariel González ingresó a la primaria se dio cuenta de que “aprendía muy rápido y podía resolver todo lo que me preguntaban”.
Actualmente, cursa el quinto grado, su promedio escolar se mantiene en el aclamado 10, por lo que pertenece al llamado “cuadro de honor”, a excepción de que en el curso pasado, las calificaciones lo sorprendieron con un 9.9 y un 9.8, algo que él califica como “muy frustrante”.
Su madre, Patricia Padilla, reconoce que “para Ariel sí ha sido un poco difícil su adaptación en la escuela, porque sus compañeritos, a pesar de que lo admiran y lo reconocen, siempre hay algo que no comprenden y existe un cierto tipo de recelo”.
Recuerda que antes del año de edad, Ariel ya articulaba palabras muy claras y concretas; a los dos años, detectó su capacidad de retención al mostrarle las banderas del mundo, por simple curiosidad. “Él las veía y las identificaba”.
Desde primer grado, la profesora de Ariel insistió en que él “era diferente”, su madre optó por no darle tanta importancia, hasta que en cuarto grado la maestra le comentó que “este niño ya no puede estar en este colegio, necesitas buscar algo especial para él, porque ya rebazó a la escuela”. De esta forma, Ariel y sus padres llegaron al Lapsiee.
Diamantes en bruto
Angélica García, psicóloga e integrante del Lapsiee, subraya que los niños con altas capacidades están conscientes de sus cualidades.
“A veces puede que ellos no sepan la causa de esa diferencia, en vez de ver que tienen cualidades más desarrolladas, se preguntan ‘¿algo tengo... algo malo me está pasando?’, por lo que es importante al atenderlos, ubicarlos como las personas que son, con capacidades y también defectos”.
En este sentido, Dolores Valadez destaca las acciones que desde hace cinco años México implementa para impulsar la atención a niños sobresalientes por parte de la Secretaría de Educación Pública, además de reconocer la reciente modificación al artículo 41 de la Ley General de Educación, que permite el ingreso del niño a la escuela antes de la edad obligatoria, si es que demuestra competitividad para cursar el grado de interés.
Actualmente, son 15 los niños que integran el Lapsiee. Aquí, ellos reciben orientación y asesoría académica, pero primordialmente, un equilibrio emocional, pues muchos llegan con trastornos depresivos, déficit de atención, abandono e incomprensión por parte de la familia o la escuela, niveles alarmantes de ansiedad, hasta alteraciones físicas como la dermatitis, dolores recurrentes en el oído, estómago o cabeza, e incluso diarrea.
Tiempo, trabajo y esfuerzo
En el Lapsiee, los padres de familia también reciben atención para que aprendan de qué modo ayudar a explotar las capacidades de sus hijos sobresalientes, desde el aspecto de qué habilidades se está tratando y cómo compaginarlas con la institución educativa a la que asiste.
“Tratamos de darle más elementos para que amplíe sus conocimientos y su ansia de querer saber más, no tratamos de limitar su capacidad”, explica Antonio González, padre de Ariel.
Las actividades implementadas por la Universidad de Guadalajara no consisten propiamente en materias especializadas.
“No somos especialistas en darle un curso de matemáticas, sino que adaptamos el clima ideal para que ellos inventen y creen cómo van aplicar los contextos que están desarrollando. Tienen esa libertad, muchas veces la escuela tiende a bloquear eso”, explica Angélica García.
Cursos de verano
El laboratorio de Psicología y Educación Especial (Lapsiee) impartirá un curso de verano apartir del 11 de julio del presente año. Serán dos los grupos de atención para niños con altas capacidades (de seis a ocho años, y de nueve a doce años) previamente identificadas, de no ser así, es necesario llamar y programar una cita para que el menor sea valorado. se abordarán trabajos para el desarrollo de habilidades en artes visuales, ballet, creatividad, teatro, photoshop y primeros auxilios, entre otras.
Horario: de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas
Lapsiee
Sierra Nevada 950. Colonia Independencia
Teléfono. 10-58-52-00