Suplementos
Papás con gusto definido
Así como existen matrimonios que duran toda la vida, la relación entre el puro y el buen cogñac ha dejado su huella y sigue haciendo camino
Cuando el buen gusto se refleja en la personalidad de papá, elegirle un detalle será una tarea fácil si se recurre a espacios dirigidos para hombres contemporáneos y conservadores.
Amaris Tobacco es un concepto que se enfoca en el perfil del hombre clásico. Un recinto para amantes del tabaco y de accesorios con un toque de exclusividad.
Pasiones tabacaleras
Una gran variedad en puros, pipas o cigarrillos se enfoca a satisfacer a conocedores y exigentes, con los buscados puros habanos, del país y de otras partes del mundo. (El precio por puro va de los 20 a 500 pesos).
Por ser un sitio especializado en el tema, el recinto ofrece la venta de pipas clásicas, las de agua que son conocidas como “narghiles o shishas” (costo aproximado es de dos mil 115 pesos) y que muchos prefieren para disfrutar con tabaco de sabores. También se puede encontrar una selección de elegantes accesorios entre encendedores, cortapuros y pureras.
Exclusividad y distinción, son los elementos que se conjugan en corbatas y sombreros.
La corbata es uno de los complementos en la vestimenta masculina y el lugar maneja una firma italiana en seda, con diseños, tonalidades y texturas muy recomendables con un precio alrededor de los 590 pesos.
Para los seguidores del estilo campirano, la línea de sombreros en piel por sus colores y diseños, puede resultarle una opción interesante para acompañarlo en los días de campo.
Con toque clásico
La apuesta del concepto se extiende en la variedad plumas, mancuernillas, juegos de mesa y licores. Detalles que pueden ayudarte a sorprenderlo en su día.
Amaris Tobacco
Centro Magno
Lunes a sábado de 11:00 a 21:00 horas
Domingo de 12: 00 a 18:00 horas.
Reflexiones sobre la silla
Relación ancestral
Así como existen matrimonios que duran toda la vida, la relación entre el puro y el buen cogñac ha dejado su huella y sigue haciendo camino, mientras deja su origen perdido en los tiempos.
Una tarde, de pequeño me senté a observar a mi abuelo, quien en una mesita especial que estaba ubicada en la sala, comenzó a preparase con cuidado, desde luego estaba haciendo su ritual de la tarde; el abuelo acostumbraba fumarse un puro.
La ceremonia de las seis de la tarde comenzaba con la elección del puro, que bien podía ser un auténtico habano importado de Cuba o uno nacional con olores a maderas y vainilla; elegido el cigarro sacaba una caja de madera con ciertos artilugios de los que entonces no entendía su significado pero sí, su uso, uno era para quitarle el anillo al puro y el otro para recortarlo.
Mi abuelo sacaba un cenicero especial para su largo y gordo cigarro y antes de encenderlo ya tenía lista su copa para continuar con el encendido (también metódico) de su puro: Yo me sentaba a observarlo detenidamente hasta que llegaba al final de la copa, entonces el siguiente paso era apagar el puro, con él se habían ido sus angustias pues se le veía mucho más tranquilo.
Con los años mi abuelo se mantuvo fiel a su ritual y cuando mi papá empezó a pintar canas, el ritual fue compartido por ambos, lo cual me sorprendió pues tiempo atrás mi padre renegaba del “vicio” de mi abuelo, y ahora también estaba ahí sentado fumando un puro y disfrutando del cogñac.
Platicaban de cosas que a mí me parecían muy poco interesantes, pero pude ser testigo de la forma en la que se fueron estrechando sus lazos mediante el ritual del puro y el cogñac.
Un día me llegó la hora de preguntar acerca de las tardes en casa del abuelo y las tardes de éste en casa del suyo, quería conocer la historia familiar. De forma sorprendente descubrí que la ceremonia de las seis de la tarde en casa del abuelo era toda una tradición que se heredaba de padres a hijos.
En lo que a mi respecta he tenido que esperar y el ritual lo aprendí de mi padre y espero que un día pueda ser yo quien le enseñe a mi hijo a disfrutar de un buen puro y desde luego de un buen cogñac.
Disfruto de la combinación particularmente cuando el humo se eleva sin prisa, quiere alejarse de la luz, llega al techo y comienza a serpentear buscando una salida al exterior. El cenicero de cobre recibe las cenizas del puro, ahora el propio, ya sin tanta ceremonia antes de irme a acostar, sin embargo cuando fumo con mi padre y con el abuelo procuro hacerlo con aquel cariño y respeto a la tradición de varias generaciones atrás.
Amaris Tobacco es un concepto que se enfoca en el perfil del hombre clásico. Un recinto para amantes del tabaco y de accesorios con un toque de exclusividad.
Pasiones tabacaleras
Una gran variedad en puros, pipas o cigarrillos se enfoca a satisfacer a conocedores y exigentes, con los buscados puros habanos, del país y de otras partes del mundo. (El precio por puro va de los 20 a 500 pesos).
Por ser un sitio especializado en el tema, el recinto ofrece la venta de pipas clásicas, las de agua que son conocidas como “narghiles o shishas” (costo aproximado es de dos mil 115 pesos) y que muchos prefieren para disfrutar con tabaco de sabores. También se puede encontrar una selección de elegantes accesorios entre encendedores, cortapuros y pureras.
Exclusividad y distinción, son los elementos que se conjugan en corbatas y sombreros.
La corbata es uno de los complementos en la vestimenta masculina y el lugar maneja una firma italiana en seda, con diseños, tonalidades y texturas muy recomendables con un precio alrededor de los 590 pesos.
Para los seguidores del estilo campirano, la línea de sombreros en piel por sus colores y diseños, puede resultarle una opción interesante para acompañarlo en los días de campo.
Con toque clásico
La apuesta del concepto se extiende en la variedad plumas, mancuernillas, juegos de mesa y licores. Detalles que pueden ayudarte a sorprenderlo en su día.
Amaris Tobacco
Centro Magno
Lunes a sábado de 11:00 a 21:00 horas
Domingo de 12: 00 a 18:00 horas.
Reflexiones sobre la silla
Relación ancestral
Así como existen matrimonios que duran toda la vida, la relación entre el puro y el buen cogñac ha dejado su huella y sigue haciendo camino, mientras deja su origen perdido en los tiempos.
Una tarde, de pequeño me senté a observar a mi abuelo, quien en una mesita especial que estaba ubicada en la sala, comenzó a preparase con cuidado, desde luego estaba haciendo su ritual de la tarde; el abuelo acostumbraba fumarse un puro.
La ceremonia de las seis de la tarde comenzaba con la elección del puro, que bien podía ser un auténtico habano importado de Cuba o uno nacional con olores a maderas y vainilla; elegido el cigarro sacaba una caja de madera con ciertos artilugios de los que entonces no entendía su significado pero sí, su uso, uno era para quitarle el anillo al puro y el otro para recortarlo.
Mi abuelo sacaba un cenicero especial para su largo y gordo cigarro y antes de encenderlo ya tenía lista su copa para continuar con el encendido (también metódico) de su puro: Yo me sentaba a observarlo detenidamente hasta que llegaba al final de la copa, entonces el siguiente paso era apagar el puro, con él se habían ido sus angustias pues se le veía mucho más tranquilo.
Con los años mi abuelo se mantuvo fiel a su ritual y cuando mi papá empezó a pintar canas, el ritual fue compartido por ambos, lo cual me sorprendió pues tiempo atrás mi padre renegaba del “vicio” de mi abuelo, y ahora también estaba ahí sentado fumando un puro y disfrutando del cogñac.
Platicaban de cosas que a mí me parecían muy poco interesantes, pero pude ser testigo de la forma en la que se fueron estrechando sus lazos mediante el ritual del puro y el cogñac.
Un día me llegó la hora de preguntar acerca de las tardes en casa del abuelo y las tardes de éste en casa del suyo, quería conocer la historia familiar. De forma sorprendente descubrí que la ceremonia de las seis de la tarde en casa del abuelo era toda una tradición que se heredaba de padres a hijos.
En lo que a mi respecta he tenido que esperar y el ritual lo aprendí de mi padre y espero que un día pueda ser yo quien le enseñe a mi hijo a disfrutar de un buen puro y desde luego de un buen cogñac.
Disfruto de la combinación particularmente cuando el humo se eleva sin prisa, quiere alejarse de la luz, llega al techo y comienza a serpentear buscando una salida al exterior. El cenicero de cobre recibe las cenizas del puro, ahora el propio, ya sin tanta ceremonia antes de irme a acostar, sin embargo cuando fumo con mi padre y con el abuelo procuro hacerlo con aquel cariño y respeto a la tradición de varias generaciones atrás.