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Rinitis alérgica para principiantes
La repetición continua de estornudos, lagrimeo y congestión nasal pueden ser síntomas de algo más que una simple gripe
GUADALAJARA, JALISCO (28/OCT/2011).- Todo empieza sin que la persona se dé cuenta. Angélica Hernández asistía normalmente a sus clases de preparatoria, hace cuatro años. Ella y sus amigas solían ocupar las bancas ubicadas hasta el fondo del salón, cerca de las ventanas que nunca se abrían. El polvo era notable, al parecer el sacudidor jamás visitaba ese rincón el aula y los alumnos no daban importancia a esto.
Paulatinamente, Angélica notó que cada vez que ingresaba al salón un ataque de estornudos se apoderaba de su cuerpo, era incontrolable y sorpresivo. Por momentos llegó a pensar que una gripe pasajera era la causante de tan incómoda situación. Los días pasaban y con ello se intensificaba su malestar, pues el escurrimiento nasal –incluso congestión–, enrojecimiento de los ojos y dolor de cabeza eran más frecuentes. El doctor –sin dudarlo dos veces– le sugirió realizarse un estudio alérgico, de esta forma la joven se percató de que ya formaba parte del 35% de la población mundial que padece rinitis alérgica (RA), “un trastorno inflamatorio crónico de la membrana de la mucosa nasal, como consecuencia de una reacción inmunológica mediada por un tipo de anticuerpo llamado IgE, el cual libera a los mediadores pro inflamatorios ante la exposición de diversos antígenos”, explica Carlos Báez Loyola, alergólogo e inmunólogo, presidente del Consejo Nacional de Certificación en Inmunología Clínica y Alergia.
¿Será polvo, será pelo?
Aunque parezca un padecimiento sencillo que no implica la incapacitación física de la persona, la rinitis alérgica altera negativamente la calidad de vida. Angélica ignoraba por completo qué significa ser alérgica al polvo, al pelo de los animales, a la humedad, al polen e incluso a las cucarachas; desde ese momento, un rollo de papel higiénico se convirtió en su mejor amigo. A todo lugar tenía que viajar con éste, pues el escurrimiento nasal era inevitable, a cualquier hora del día su nariz lucia rosada y agrietada ante el constante roce del papel, por las noches su respiración natural era imposible, había que recuperar el aire a través de la boca, lo que implicaba una baja en su rendimiento corporal, además de ocasionar trastornos en el sueño.
Báez Loyola advierte que la rinitis alérgica puede obedecer a una herencia genética que predispone al organismo a padecer la enfermedad; sin embargo, nadie está exento de desarrollarla a cualquier edad.
Estadísticas señalan que entre el 25 y 35% de la población mundial vive con rinitis alérgica, tanto que en Latinoamérica es del 16% y en México, entre el 30 y el 40% de los niños en edad escolar la desarrollan.
La reacción ante los alérgenos depende del medio en el que se encuentre el individuo. El alergólogo destaca, por ejemplo, que en la Ciudad de México los que predominan son los ácaros caseros del polvo y el polen de ciertos árboles, como el del fresno; en el Norte del país rige la alergia a graminea, que es el pasto; en los litorales y costas, como en Veracruz, son los hongos de la humedad.
“Lo más común es el polen, que en su caso existen tres tipos: el pasto, la maleza y los árboles. Después vienen los ácaros del polvo o el casero, los hongos de la humedad, y las mascotas como el gato, perro, caballo y conejo. En algunos casos, pero menos frecuente, es que se desarrolle una alergia a un alimento, que eso puede verse más en niños pequeños”, explica el especialista.
Lo inevitable
Algunas veces la rinitis alérgica puede ser confundida con una gripe, la diferencia es que la RA es “un proceso crónico recurrente y hay dos características comunes que no tiene el cuadro gripal: uno es la comezón de la nariz o el paladar, así como muchos estornudos –sobre todo por la mañana– en forma consecutiva, a lo que le llamamos estornudos en salva”.
La secreción nasal acuosa, o en un extremo la congestión, es otro tópico recurrente; el paciente presenta un moco cristalino. “Hay otros síntomas que se asocian frecuentemente que son en los ojos, como la comezón, el enrojecimiento o/y lagrimeo”.
Generalmente, los síntomas de una rinitis alérgica ya instalada inician entre los tres a seis años de edad.
La solución
Báez Loyola detalla que una vez que se realiza el diagnóstico se clasifica a la enfermedad, porque hay pacientes que tienen una rinitis estacional, que sólo se presenta en una determinada época del año, y otros que tienen los síntomas durante todo el año en forma continua y persistente. Dependiendo de qué tanto se afecte se puede clasificar como leve, moderada o grave.
“Hay cuatro puntos importantes en el tratamiento: la educación del paciente, el control del medio ambiente al evitar estar en contacto con los alérgenos; el uso apropiado de los medicamentos y la inmunoterapia, que son las vacunas para controlar la alergia”.
Dentro del tratamiento farmacológico están los antihistamínicos, los descongestionantes y los antiinflamatorios que son de aplicación directa nasal.
En la inmunoterapia, una vez que se logra identificar a qué es alérgico el paciente, se aplica una vacuna –tomada o inyectada– a la persona una vez a la semana, para que de este modo el paciente logre producir una “tolerancia” al alérgeno que le produce malestar.
PARA SABER
Todo al último
Si el paciente no se trata, desconoce que padece la enfermedad o no le da importancia, “ésta progresa y da pie a problemas en el oído o sinusitis; quienes no se controlan la rinitis están en riesgo de desarrollar asma”, afirma el alergólogo Carlos Báez Loyola.
Por ello, invita a la sociedad a hacerse chequeos frecuentes y evitar atenderse cuando ya hay complicaciones.
Para contactar a los alergólogos certificados en México visita: www.conica.org.mx
Paulatinamente, Angélica notó que cada vez que ingresaba al salón un ataque de estornudos se apoderaba de su cuerpo, era incontrolable y sorpresivo. Por momentos llegó a pensar que una gripe pasajera era la causante de tan incómoda situación. Los días pasaban y con ello se intensificaba su malestar, pues el escurrimiento nasal –incluso congestión–, enrojecimiento de los ojos y dolor de cabeza eran más frecuentes. El doctor –sin dudarlo dos veces– le sugirió realizarse un estudio alérgico, de esta forma la joven se percató de que ya formaba parte del 35% de la población mundial que padece rinitis alérgica (RA), “un trastorno inflamatorio crónico de la membrana de la mucosa nasal, como consecuencia de una reacción inmunológica mediada por un tipo de anticuerpo llamado IgE, el cual libera a los mediadores pro inflamatorios ante la exposición de diversos antígenos”, explica Carlos Báez Loyola, alergólogo e inmunólogo, presidente del Consejo Nacional de Certificación en Inmunología Clínica y Alergia.
¿Será polvo, será pelo?
Aunque parezca un padecimiento sencillo que no implica la incapacitación física de la persona, la rinitis alérgica altera negativamente la calidad de vida. Angélica ignoraba por completo qué significa ser alérgica al polvo, al pelo de los animales, a la humedad, al polen e incluso a las cucarachas; desde ese momento, un rollo de papel higiénico se convirtió en su mejor amigo. A todo lugar tenía que viajar con éste, pues el escurrimiento nasal era inevitable, a cualquier hora del día su nariz lucia rosada y agrietada ante el constante roce del papel, por las noches su respiración natural era imposible, había que recuperar el aire a través de la boca, lo que implicaba una baja en su rendimiento corporal, además de ocasionar trastornos en el sueño.
Báez Loyola advierte que la rinitis alérgica puede obedecer a una herencia genética que predispone al organismo a padecer la enfermedad; sin embargo, nadie está exento de desarrollarla a cualquier edad.
Estadísticas señalan que entre el 25 y 35% de la población mundial vive con rinitis alérgica, tanto que en Latinoamérica es del 16% y en México, entre el 30 y el 40% de los niños en edad escolar la desarrollan.
La reacción ante los alérgenos depende del medio en el que se encuentre el individuo. El alergólogo destaca, por ejemplo, que en la Ciudad de México los que predominan son los ácaros caseros del polvo y el polen de ciertos árboles, como el del fresno; en el Norte del país rige la alergia a graminea, que es el pasto; en los litorales y costas, como en Veracruz, son los hongos de la humedad.
“Lo más común es el polen, que en su caso existen tres tipos: el pasto, la maleza y los árboles. Después vienen los ácaros del polvo o el casero, los hongos de la humedad, y las mascotas como el gato, perro, caballo y conejo. En algunos casos, pero menos frecuente, es que se desarrolle una alergia a un alimento, que eso puede verse más en niños pequeños”, explica el especialista.
Lo inevitable
Algunas veces la rinitis alérgica puede ser confundida con una gripe, la diferencia es que la RA es “un proceso crónico recurrente y hay dos características comunes que no tiene el cuadro gripal: uno es la comezón de la nariz o el paladar, así como muchos estornudos –sobre todo por la mañana– en forma consecutiva, a lo que le llamamos estornudos en salva”.
La secreción nasal acuosa, o en un extremo la congestión, es otro tópico recurrente; el paciente presenta un moco cristalino. “Hay otros síntomas que se asocian frecuentemente que son en los ojos, como la comezón, el enrojecimiento o/y lagrimeo”.
Generalmente, los síntomas de una rinitis alérgica ya instalada inician entre los tres a seis años de edad.
La solución
Báez Loyola detalla que una vez que se realiza el diagnóstico se clasifica a la enfermedad, porque hay pacientes que tienen una rinitis estacional, que sólo se presenta en una determinada época del año, y otros que tienen los síntomas durante todo el año en forma continua y persistente. Dependiendo de qué tanto se afecte se puede clasificar como leve, moderada o grave.
“Hay cuatro puntos importantes en el tratamiento: la educación del paciente, el control del medio ambiente al evitar estar en contacto con los alérgenos; el uso apropiado de los medicamentos y la inmunoterapia, que son las vacunas para controlar la alergia”.
Dentro del tratamiento farmacológico están los antihistamínicos, los descongestionantes y los antiinflamatorios que son de aplicación directa nasal.
En la inmunoterapia, una vez que se logra identificar a qué es alérgico el paciente, se aplica una vacuna –tomada o inyectada– a la persona una vez a la semana, para que de este modo el paciente logre producir una “tolerancia” al alérgeno que le produce malestar.
PARA SABER
Todo al último
Si el paciente no se trata, desconoce que padece la enfermedad o no le da importancia, “ésta progresa y da pie a problemas en el oído o sinusitis; quienes no se controlan la rinitis están en riesgo de desarrollar asma”, afirma el alergólogo Carlos Báez Loyola.
Por ello, invita a la sociedad a hacerse chequeos frecuentes y evitar atenderse cuando ya hay complicaciones.
Para contactar a los alergólogos certificados en México visita: www.conica.org.mx