Suplementos
Un rompecabezas de síntomas
Es Bruno Díaz un clásico ejemplo de 'crecimiento post-traumático'
GUADALAJARA, JALISCO (04/MAY/2014).- Nadie pudo predecir el éxito y popularidad que conseguiría un personaje -creado para el mundo de las historietas en 1939, por Bob Kane y Bill Finger- cuya característica esencial es encubrir su identidad con un disfraz y combatir la injusticia sin compartir del todo los métodos convencionales; así, Batman, la otra cara del multimillonario Bruno Díaz (Bruce Wayne para el mundo anglosajón), surgió ante el público como imagen ambivalente en una época que anunciaba en su país de origen una mejoría en la economía pero, asimismo, la participación en un conflicto bélico mundial y una creciente sofisticación del crimen.
Con todo, muchas de las razones que -con el tiempo- tornaron atractivo al “hombre murciélago” ante los ojos de su público se deben a una personalidad no exenta de complejidad y, aunque se trate de un personaje de ficción, el hecho de que provee a cualquier psicólogo de terreno fértil para la especulación.
De entrada, la utilización de una indumentaria en la que predominan los tonos oscuros y que simboliza un animal de costumbres nocturnas, no es algo que presagie para nadie una condición que puede describirse como habitual; sí, Bruno Díaz es dueño de una cuantiosa fortuna pero también un huérfano que presenció cuando niño el asesinato de sus padres y, al crecer, decide poner su vida en juego en búsqueda de justicia.
El escenario de sus andanzas es la también imaginaria Ciudad Gótica, un espacio urbano en el que predominan las características de la modernidad y el capitalismo rampante, donde uno de sus habitantes más renombrados es, asimismo, una persona que -debido a su ocupación e inusuales costumbres- muestra notoriamente su incapacidad para establecer relaciones afectivas duraderas, una vida solitaria y doble que sugiere, de manera inevitable, una tendencia a desarrollar una personalidad esquizoide o, de plano, sociópata.
Personalidad comprometedora
Por si eso fuera poco, aunque este vengador enmascarado protege su ciudad, lo hace a través de métodos no ajenos a la controversia; es cierto que la personalidad del héroe ha sido cambiante -en especial si nos atenemos al cómic en comparación con sus variantes cinematográficas y de serie televisiva- pero se ha distinguido por ser siempre el blanco de críticas y acusaciones que parten de su poco habitual desempeño y un presumible “desorden de personalidad antisocial”, una condición que se caracteriza por un comportamiento crónico que manipula o violenta los derechos de otros (lindando con lo criminal; recuérdese la frase que le dirige el Guasón en la cinta “El caballero de la noche”, de Chris Nolan, cuando le espeta: “tú me completas”).
Para especular con propiedad, baste atender a que a pesar de combatir la injusticia, el uso que hace el personaje de la fuerza física es, en no pocas ocasiones, desmedido (de lo cual es también víctima, como cuando Bane le rompe el espinazo); además, suele trabajar en solitario, distanciado de la autoridad -salvo por aquellas historias donde le acompaña Robin, el “joven maravilla”, y su constante cercanía con el comandante Gordon- y cuidando la secrecía de su identidad.
Sin duda, Batman -o Bruno Díaz- ha tenido problemas en el pasado; a corta edad -ocho o diez años de edad dependiendo de la historia- presencia la muerte de sus padres a manos de un ladrón y, por lo general, se maneja que ese hecho dio como resultado su resolución de entablar una batalla contra el crimen, fuera el sistema judicial.
Con base en lo anterior, puede deducirse lo que establece el libro de la psicóloga Robin Rosenberg, “What’s the matter with Batman?: An unauthorized clinical look under the mask of the caped crusader” (”¿Qué pasa con Batman?: Una mirada clínica no autorizada bajo la máscara del paladín encapuchado”, publicado en 2012), esto es, que Bruno Díaz resulta un ejemplo clásico de “crecimiento post-traumático”.
Si este es el caso, el desarrollo de quien se convertiría en el hombre murciélago estaría marcado por el otorgar significado a la experiencia traumática y, de ahí, establecer un propósito al que se dedica la existencia; quizá por ello Rosenberg apunta que eso precisamente “hace convincente al personaje” y, además, que su “nivel de dedicación” haya sido inspirador “para personas que ponen su vida en juego diariamente, desde bomberos y policías hasta activistas sociales”, aunque no desestima que este “altruismo extremo” puede significar también un desorden conductual.
Al final, aunque la psicóloga se reserva en su libro un diagnóstico definitivo, su análisis se detiene en los aspectos que pueden hacer presuponer un desorden psicológico en Batman, desde la intencionalidad probable del disfraz hasta hechos como su sentido de la culpa (que deriva en signos de depresión) o su voluntad de “desligarse” de los otros aunque hayan sido personajes cercanos, así como una limitada expresividad (todos síntomas de estrés post-traumático).
De cualquier forma, la diversidad de tratamientos que ha sufrido a lo largo del tiempo este personaje no debe hacernos olvidar esa tendencia cultural (o atajo mental) que nos hace “etiquetar” a alguien por sus actitudes visibles y tomar por cierta la impresión de que sufre de un padecimiento conductual; después de todo, la línea que separa la salud mental de la enfermedad es borrosa y nada concluyente.
Así, sea que confiemos en el retrato psicológico de Rosenberg o tomemos un rumbo propio en cuanto a especulaciones, lo que queda es que Batman ha cosechado durante sus primeros 75 años de edad una larga y variada estirpe de admiradores, muchos de ellos atraídos a la lectura por la singularidad del personaje que, además de encarnar a un vengador que no comparte los métodos de las autoridades para “hacer justicia”, representa también -con su proceder- los rasgos elementales de quien asume una “otra identidad” que nos acerca más a lo que deseamos ser y buscamos enmendar.
EN TINTA Y PAPEL
Las huellas de la ilustración
A continuación presentamos una lista de los ilustradores de Batman más reconocidos en la historia de este súper héroe; aquellos que pos sus aportaciones, han marcado la historia del hombre de la oscuridad.
Bob Kane
El creador de Batman nació el 24 de octubre de 1915 en Nueva York; fue quien por primera vez llevó al hombre murciélago no sólo al papel, sino a las hojas de un cómic. No quería que el personaje tuviera super poderes.
Batman fue una creación inspirada en varias influencias de Bob, entre ellas, los filmes de horror. El primer año de Batman se vería muy influido por esos ambientes que Kane desde niño había admirado en películas como Drácula, interpretada por Bela Lugosi. Con la ayuda de su amigo de la secundaria, Bill Finger, quien se convirtió en su guionista, el primer Batman de Kane fue tomando forma y color.
Neal Adams
El arte de Neal Adams, uno de los artistas más representativos e innovadores de la década de los setenta, devolvió a Batman a sus raíces urbanas, centrando al personaje en un ambiente de crimen y sombras. Esto creó una nueva imagen del hombre murciélago que atrajo a otra generación de lectores.
Junto al guionista Dennis O’Neil, creó varias de las mejores historias de Batman hasta esa fecha, tal es el caso de “Las Cinco Venganzas del Joker” y la creación del syper villano “Ra’s al Ghul, junto a un Batman más aventurero, humano y detectivesco.
Jim Aparo
El estilo de Aparo fue principalmente influenciado por su contemporáneo Neal Adams. Figuras musculosas que tendían a ser dibujadas más delgadas por Jim en lugar de las elaboradas por la mayoría de sus compañeros.
Aparo prestó especial atención a los detalles en la representación en los vehículos, “ropa de calle”, la arquitectura y el paisaje. Con frecuencia el punto de vista era inclinado de modo que la línea de horizonte en un panel estaba orientada significativamente, y utilizó apoyos tales como plantas en macetas y muebles para enfatizar profundidad en un ajuste.
Brian Bolland
Es un artista de cómics, famoso por su línea de trabajo definido en composiciones llamativas. Su trabajo con Batman le permitió dibujar por lo menos tres grandes ediciones que quedan en la memoria: Batman Blanck and Withe volumen 1, una nueva edición de ésta misma y una edición especial de The Killing Joke.
También es conocido por su uso de las imágenes a servidumbre en algunos de sus trabajos, en particular su trabajo en los cómics para adultos.
Andy Kubert
Fue quien creó al hijo de batman: Damian. Hace apenas siete años, el escritor escocés llegó a las filas de Batman, y dio un giro importante en la vida de este personaje de los cómics. En su primer número, Kubert presentó a un hijo de Bruce Wayne, hasta entonces desconocido para todos. Damian, así se llamaba el chico, había sido criado por su madre Talia Al’Ghul en el seno de la Liga de los Asesinos.
Ha sido uno de los más grandes y recientes portadistas de Batman, incluso por al red, se oferta una edición especial de los dibujos de Kubert al natural, donde se aprecian los detalles más minuciosos del personaje, que hace énfasis en su musculatura y fortaleza natural.
Greg Capullo
Aficionado a los cómics desde temprana edad, Greg es un artista autodidacta y en ocasiones ha citado a John Buscema como su principal influencia, cuando comenzó a dibujar, refiriéndose al legendario artista del Marvel Bullpen como “el amo de la figura humana”.
Es el actual ilustrador de Batman, y apenas el año pasado anunció mediante su cuenta de Twitter que ilustraría al lado de su compañero creativo Scott Snyder, por lo menos 25 números más, lo que implica que Capullo siga con el hombre de las oscuridad por los menos hasta 2015 con ese peculiar estilo de plasmar a Batman, saturado, sucio y lleno de sombras y con una figura humana muy exagerada, aunque con el común denominador del personaje, musculoso y rudo.
Con todo, muchas de las razones que -con el tiempo- tornaron atractivo al “hombre murciélago” ante los ojos de su público se deben a una personalidad no exenta de complejidad y, aunque se trate de un personaje de ficción, el hecho de que provee a cualquier psicólogo de terreno fértil para la especulación.
De entrada, la utilización de una indumentaria en la que predominan los tonos oscuros y que simboliza un animal de costumbres nocturnas, no es algo que presagie para nadie una condición que puede describirse como habitual; sí, Bruno Díaz es dueño de una cuantiosa fortuna pero también un huérfano que presenció cuando niño el asesinato de sus padres y, al crecer, decide poner su vida en juego en búsqueda de justicia.
El escenario de sus andanzas es la también imaginaria Ciudad Gótica, un espacio urbano en el que predominan las características de la modernidad y el capitalismo rampante, donde uno de sus habitantes más renombrados es, asimismo, una persona que -debido a su ocupación e inusuales costumbres- muestra notoriamente su incapacidad para establecer relaciones afectivas duraderas, una vida solitaria y doble que sugiere, de manera inevitable, una tendencia a desarrollar una personalidad esquizoide o, de plano, sociópata.
Personalidad comprometedora
Por si eso fuera poco, aunque este vengador enmascarado protege su ciudad, lo hace a través de métodos no ajenos a la controversia; es cierto que la personalidad del héroe ha sido cambiante -en especial si nos atenemos al cómic en comparación con sus variantes cinematográficas y de serie televisiva- pero se ha distinguido por ser siempre el blanco de críticas y acusaciones que parten de su poco habitual desempeño y un presumible “desorden de personalidad antisocial”, una condición que se caracteriza por un comportamiento crónico que manipula o violenta los derechos de otros (lindando con lo criminal; recuérdese la frase que le dirige el Guasón en la cinta “El caballero de la noche”, de Chris Nolan, cuando le espeta: “tú me completas”).
Para especular con propiedad, baste atender a que a pesar de combatir la injusticia, el uso que hace el personaje de la fuerza física es, en no pocas ocasiones, desmedido (de lo cual es también víctima, como cuando Bane le rompe el espinazo); además, suele trabajar en solitario, distanciado de la autoridad -salvo por aquellas historias donde le acompaña Robin, el “joven maravilla”, y su constante cercanía con el comandante Gordon- y cuidando la secrecía de su identidad.
Sin duda, Batman -o Bruno Díaz- ha tenido problemas en el pasado; a corta edad -ocho o diez años de edad dependiendo de la historia- presencia la muerte de sus padres a manos de un ladrón y, por lo general, se maneja que ese hecho dio como resultado su resolución de entablar una batalla contra el crimen, fuera el sistema judicial.
Con base en lo anterior, puede deducirse lo que establece el libro de la psicóloga Robin Rosenberg, “What’s the matter with Batman?: An unauthorized clinical look under the mask of the caped crusader” (”¿Qué pasa con Batman?: Una mirada clínica no autorizada bajo la máscara del paladín encapuchado”, publicado en 2012), esto es, que Bruno Díaz resulta un ejemplo clásico de “crecimiento post-traumático”.
Si este es el caso, el desarrollo de quien se convertiría en el hombre murciélago estaría marcado por el otorgar significado a la experiencia traumática y, de ahí, establecer un propósito al que se dedica la existencia; quizá por ello Rosenberg apunta que eso precisamente “hace convincente al personaje” y, además, que su “nivel de dedicación” haya sido inspirador “para personas que ponen su vida en juego diariamente, desde bomberos y policías hasta activistas sociales”, aunque no desestima que este “altruismo extremo” puede significar también un desorden conductual.
Al final, aunque la psicóloga se reserva en su libro un diagnóstico definitivo, su análisis se detiene en los aspectos que pueden hacer presuponer un desorden psicológico en Batman, desde la intencionalidad probable del disfraz hasta hechos como su sentido de la culpa (que deriva en signos de depresión) o su voluntad de “desligarse” de los otros aunque hayan sido personajes cercanos, así como una limitada expresividad (todos síntomas de estrés post-traumático).
De cualquier forma, la diversidad de tratamientos que ha sufrido a lo largo del tiempo este personaje no debe hacernos olvidar esa tendencia cultural (o atajo mental) que nos hace “etiquetar” a alguien por sus actitudes visibles y tomar por cierta la impresión de que sufre de un padecimiento conductual; después de todo, la línea que separa la salud mental de la enfermedad es borrosa y nada concluyente.
Así, sea que confiemos en el retrato psicológico de Rosenberg o tomemos un rumbo propio en cuanto a especulaciones, lo que queda es que Batman ha cosechado durante sus primeros 75 años de edad una larga y variada estirpe de admiradores, muchos de ellos atraídos a la lectura por la singularidad del personaje que, además de encarnar a un vengador que no comparte los métodos de las autoridades para “hacer justicia”, representa también -con su proceder- los rasgos elementales de quien asume una “otra identidad” que nos acerca más a lo que deseamos ser y buscamos enmendar.
EN TINTA Y PAPEL
Las huellas de la ilustración
A continuación presentamos una lista de los ilustradores de Batman más reconocidos en la historia de este súper héroe; aquellos que pos sus aportaciones, han marcado la historia del hombre de la oscuridad.
Bob Kane
El creador de Batman nació el 24 de octubre de 1915 en Nueva York; fue quien por primera vez llevó al hombre murciélago no sólo al papel, sino a las hojas de un cómic. No quería que el personaje tuviera super poderes.
Batman fue una creación inspirada en varias influencias de Bob, entre ellas, los filmes de horror. El primer año de Batman se vería muy influido por esos ambientes que Kane desde niño había admirado en películas como Drácula, interpretada por Bela Lugosi. Con la ayuda de su amigo de la secundaria, Bill Finger, quien se convirtió en su guionista, el primer Batman de Kane fue tomando forma y color.
Neal Adams
El arte de Neal Adams, uno de los artistas más representativos e innovadores de la década de los setenta, devolvió a Batman a sus raíces urbanas, centrando al personaje en un ambiente de crimen y sombras. Esto creó una nueva imagen del hombre murciélago que atrajo a otra generación de lectores.
Junto al guionista Dennis O’Neil, creó varias de las mejores historias de Batman hasta esa fecha, tal es el caso de “Las Cinco Venganzas del Joker” y la creación del syper villano “Ra’s al Ghul, junto a un Batman más aventurero, humano y detectivesco.
Jim Aparo
El estilo de Aparo fue principalmente influenciado por su contemporáneo Neal Adams. Figuras musculosas que tendían a ser dibujadas más delgadas por Jim en lugar de las elaboradas por la mayoría de sus compañeros.
Aparo prestó especial atención a los detalles en la representación en los vehículos, “ropa de calle”, la arquitectura y el paisaje. Con frecuencia el punto de vista era inclinado de modo que la línea de horizonte en un panel estaba orientada significativamente, y utilizó apoyos tales como plantas en macetas y muebles para enfatizar profundidad en un ajuste.
Brian Bolland
Es un artista de cómics, famoso por su línea de trabajo definido en composiciones llamativas. Su trabajo con Batman le permitió dibujar por lo menos tres grandes ediciones que quedan en la memoria: Batman Blanck and Withe volumen 1, una nueva edición de ésta misma y una edición especial de The Killing Joke.
También es conocido por su uso de las imágenes a servidumbre en algunos de sus trabajos, en particular su trabajo en los cómics para adultos.
Andy Kubert
Fue quien creó al hijo de batman: Damian. Hace apenas siete años, el escritor escocés llegó a las filas de Batman, y dio un giro importante en la vida de este personaje de los cómics. En su primer número, Kubert presentó a un hijo de Bruce Wayne, hasta entonces desconocido para todos. Damian, así se llamaba el chico, había sido criado por su madre Talia Al’Ghul en el seno de la Liga de los Asesinos.
Ha sido uno de los más grandes y recientes portadistas de Batman, incluso por al red, se oferta una edición especial de los dibujos de Kubert al natural, donde se aprecian los detalles más minuciosos del personaje, que hace énfasis en su musculatura y fortaleza natural.
Greg Capullo
Aficionado a los cómics desde temprana edad, Greg es un artista autodidacta y en ocasiones ha citado a John Buscema como su principal influencia, cuando comenzó a dibujar, refiriéndose al legendario artista del Marvel Bullpen como “el amo de la figura humana”.
Es el actual ilustrador de Batman, y apenas el año pasado anunció mediante su cuenta de Twitter que ilustraría al lado de su compañero creativo Scott Snyder, por lo menos 25 números más, lo que implica que Capullo siga con el hombre de las oscuridad por los menos hasta 2015 con ese peculiar estilo de plasmar a Batman, saturado, sucio y lleno de sombras y con una figura humana muy exagerada, aunque con el común denominador del personaje, musculoso y rudo.