Tecnología
Enriquecen maíces criollos
Su ingesta puede ayudar a disminuir los problemas de desnutrición, asegura especialista.
OCOZOCOAUTLA DE ESPINOSA, CHIAPAS, (23/FEB/2011).-La desnutrición por falta de recursos es un problema que afecta cada vez más a los centros urbanos y al medio rural. En el mejor de los casos, la población sólo tiene acceso a algunos alimentos como tortillas y frijoles. No obstante, estos no siempre son la mejor opción.
De acuerdo con el doctor Bulmaro Coutiño Estrada, genetista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de Chiapas, a pesar de ser muy utilizado en la alimentación, el maíz es uno de los granos más pobres que existen, ya que en comparación de la leche sólo posee ocho por ciento de proteínas, mientras que el porcentaje de la soya asciende a 36.
A partir de esta premisa, Coutiño Estrada decidió emprender un proyecto de investigación destinado a incrementar el valor nutricional de los maíces criollos de las razas Olotón y Comiteco, cultivados en dos regiones pobres de Chiapas: Los Altos y La Meseta Comiteca.
Para tal efecto, el especialista del INIFAP decidió agregar a los mejores maíces de Olotón y Comiteco el gen Opaco-2 modificado, el cual bloquea la formación de la proteína zeína (que no es muy nutritiva) y aumenta la proporción de la lisina y el triptófano, dos aminoácidos esenciales en el desarrollo del organismo humano y de algunos animales domésticos, como aves y cerdos. Tales características sientan las bases para que les conozca como Maíz de Calidad Proteínica (QPM, por sus siglas en inglés).
Asimismo, explicó que para introducir el gen Opaco-2 modificado en los ejemplares de maíz, mediante la polinización manual, fue necesario sembrar al donador QPM y el criollo al mismo tiempo, de tal manera que coincidieran las fechas de floración de ambas plantas.
Posteriormente, con el propósito de evitar la contaminación genética por el polen existente en el aire, las flores femeninas de la planta hembra fueron cubiertas con una bolsa encerada y transparente llamada glacine.
Una vez que la planta donante abrió las anteras (parte terminal del estambre) se sacudió para recolectar el polen con una bolsa de papel; este material se dejó caer sobre los estigmas de la flor femenina, la cual volvió a cubrirse con la intención de evitar contaminaciones genéticas.
Al llegar la temporada de cosecha, recolectaron y desgranaron las mazorcas que fueron sembradas nuevamente para obtener la segunda generación. Esta vez, cada una de las plantas fue autofecundada. Por cada tres granos, uno tuvo el gen opaco-2 modificado.
El grano de estas últimas plantas fue cruzado dos veces más con el donante a través del mismo proceso para obtener ejemplares de maíz criollo con características QPM. “Es un procedimiento sencillo, pero a la vez laborioso que nos puede llevar de cinco a seis años”, acotó el líder de la investigación
Coutiño Estrada hizo hincapié en que los maíces Olotón y Comiteco QPM que producen en el INIFAP no son transgénicos, por lo que no requieren de ninguna autorización para su consumo humano, sino que únicamente deben sembrarse aislados de otros maíces para que mantengan la alta calidad de proteína.
Asimismo, aseguró que su ingesta puede ayudar a disminuir los problemas de desnutrición que se viven en algunas regiones del país, pues este maíz tiene un valor nutricional de casi el 90 por ciento del que posee la leche.
En la realización de este proyecto, el investigador del INIFAP contó con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), que donó el material genético de los granos con Opaco-2 modificado.
Además, este proyecto fue financiado por el INIFAP y los Fondos Mixtos del gobierno del estado de Chiapas y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Con información de la Agencia ID
De acuerdo con el doctor Bulmaro Coutiño Estrada, genetista del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de Chiapas, a pesar de ser muy utilizado en la alimentación, el maíz es uno de los granos más pobres que existen, ya que en comparación de la leche sólo posee ocho por ciento de proteínas, mientras que el porcentaje de la soya asciende a 36.
A partir de esta premisa, Coutiño Estrada decidió emprender un proyecto de investigación destinado a incrementar el valor nutricional de los maíces criollos de las razas Olotón y Comiteco, cultivados en dos regiones pobres de Chiapas: Los Altos y La Meseta Comiteca.
Para tal efecto, el especialista del INIFAP decidió agregar a los mejores maíces de Olotón y Comiteco el gen Opaco-2 modificado, el cual bloquea la formación de la proteína zeína (que no es muy nutritiva) y aumenta la proporción de la lisina y el triptófano, dos aminoácidos esenciales en el desarrollo del organismo humano y de algunos animales domésticos, como aves y cerdos. Tales características sientan las bases para que les conozca como Maíz de Calidad Proteínica (QPM, por sus siglas en inglés).
Asimismo, explicó que para introducir el gen Opaco-2 modificado en los ejemplares de maíz, mediante la polinización manual, fue necesario sembrar al donador QPM y el criollo al mismo tiempo, de tal manera que coincidieran las fechas de floración de ambas plantas.
Posteriormente, con el propósito de evitar la contaminación genética por el polen existente en el aire, las flores femeninas de la planta hembra fueron cubiertas con una bolsa encerada y transparente llamada glacine.
Una vez que la planta donante abrió las anteras (parte terminal del estambre) se sacudió para recolectar el polen con una bolsa de papel; este material se dejó caer sobre los estigmas de la flor femenina, la cual volvió a cubrirse con la intención de evitar contaminaciones genéticas.
Al llegar la temporada de cosecha, recolectaron y desgranaron las mazorcas que fueron sembradas nuevamente para obtener la segunda generación. Esta vez, cada una de las plantas fue autofecundada. Por cada tres granos, uno tuvo el gen opaco-2 modificado.
El grano de estas últimas plantas fue cruzado dos veces más con el donante a través del mismo proceso para obtener ejemplares de maíz criollo con características QPM. “Es un procedimiento sencillo, pero a la vez laborioso que nos puede llevar de cinco a seis años”, acotó el líder de la investigación
Coutiño Estrada hizo hincapié en que los maíces Olotón y Comiteco QPM que producen en el INIFAP no son transgénicos, por lo que no requieren de ninguna autorización para su consumo humano, sino que únicamente deben sembrarse aislados de otros maíces para que mantengan la alta calidad de proteína.
Asimismo, aseguró que su ingesta puede ayudar a disminuir los problemas de desnutrición que se viven en algunas regiones del país, pues este maíz tiene un valor nutricional de casi el 90 por ciento del que posee la leche.
En la realización de este proyecto, el investigador del INIFAP contó con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), que donó el material genético de los granos con Opaco-2 modificado.
Además, este proyecto fue financiado por el INIFAP y los Fondos Mixtos del gobierno del estado de Chiapas y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Con información de la Agencia ID