Juan Diego Gómez alienta al éxito espiritual
A través de su más reciente libro, “El día que Dios entró al banco”, el autor quiere demostrar que la espiritualidad y el dinero no están peleados
Para el escritor Juan Diego Gómez Gómez la riqueza va ligada a la espiritualidad y la capacidad de desapego que se tiene a lo material. A través de su nuevo libro “El día que Dios entró al banco”, este autor replantea el equilibrio ideal entre lo personal y los resultados obtenidos del trabajo y el compromiso.
Juan Diego Gómez, quien ha marcado éxito editorial con publicaciones como “Hábitos de ricos”, “Menos miedos, más riquezas” e “Ideas millonarias”, señala que esta nueva entrega parte de las experiencias personales por las que ha atravesado y cómo los momentos de crisis los ha aprovechado como oportunidades para emprender sus propios sueños.
“Ha sido una fantástica experiencia escribir ‘El día que Dios entró al banco’, es fruto de una transformación de vida que tuve hace seis años, me volqué más al tema espiritual, la inteligencia emocional, ya no solamente pienso en negocios y conseguir dinero, también hay que combinarlo con servicio, con corazón, con dar gracias”.
El también conferencista puntualiza que la espiritualidad en el siglo XXI se refiere a “servir a los demás”, al considerar que parte de los retos es realmente impactar a la comunidad de manera positiva desde la propias posibilidades que se tienen a la mano y las redes de colaboración que se pueden desarrollar en beneficio de los demás.
“Lo malo no es el dinero, lo malo es el apego al dinero, lo malo es cuando tú pones al dinero por encima de cualquier objetivo de vida, cuando sí o sí te quieres enriquecer, eso yo no lo comparto. Cuando trabajas honestamente, le ayudas a mucha gente con tu talento, servicio, productos o emprendimiento, y el dinero llega como consecuencia lógica de ello, que bienvenido sea, qué bueno que lo disfrutes, pero que eso sea la consecuencia de servir y ayudar a los demás”.
Juan Diego Gómez comparte que una clave para él ha sido justamente el desapego a los objetivos solamente financieros, al recordar que los momentos en los que más ha podido desarrollar bonanza ha sido el no enfocarse solamente en los números.
“Cuando más me he olvidado del dinero, más dinero consigo. El dinero simplemente es una consecuencia, un efecto de algo que tú hagas bien. Yo me intereso por servir cada vez a más personas, ayudarle a más”.
Aunque la creatividad de Juan Diego Gómez no para, el autor señala que la publicación de “El día que Dios entró al banco” coincide con una época complicada, particularmente ante las consecuencias que desata la pandemia por el COVID-19, por lo que considera que compartir sus experiencias y resultados personajes podrá ayudar a muchas personas a formular soluciones ante las crisis laborales o emocionales que vienen en paralelo.
“Es un momento en el que más se requiere de fe, cuando uno tiene fe no debe de haber miedo. Yo le digo a las personas que la fe y el miedo son incompatibles. Si tú tienes miedo de perder tu trabajo, de enfermarte, es porque te falta fe. No es quedarse quieto esperando que Dios todo lo resuelva, hay que hacer la tarea, hay que reinventarse, hacer cosas distintas, aprovechar las redes sociales”.
Sinopsis
Esta no es la historia de un rico que regala lo que tiene y se dedica a la oración; es la historia de una persona que aumenta su riqueza, siendo cada vez más espiritual. Luego de sus bestsellers, “Hábitos de ricos” (2016), “Menos miedos, más riquezas” (2017) e “Ideas millonarias” (2018), Juan Diego Gómez nos sorprende con una revolucionaria combinación de espiritualidad y dinero, en la que los dos términos no son excluyentes, sino que se complementan y nutren mutuamente.
Con su particular estilo, directo, irreverente, Juan Diego muestra que para crecer económicamente es indispensable cultivar una rica vida espiritual y que ambas cosas no riñen. La filosofía detrás de esta polémica y atrevida forma de vida, y su aplicación práctica, para que tú también la vivas, es el propósito de “El día que Dios entró al banco”.
JL