Ideas

- Mafias

Es tan improbable como encontrar un anillo de brillantes en un basurero, pero entre los comentarios a las noticias, en los periódicos digitales, aparecen ocasionalmente conceptos dignos de ser rescatados, además de su claridad estilística, por su contundencia. Verbigracia, esta frase de un lector (Ricardo Gómez), al calce de una columna de opinión en “El Universal” de ayer, acerca de la balacera del lunes pasado en la zona de “Andares”, en Zapopan: “Todo México es un territorio tomado por las mafias”.

-II-

La columna, firmada por Héctor de Mauleón, recordaba algunos sucesos trágicos ocurridos recientemente en Jalisco: el secuestro y “ejecución” del magnate inmobiliario Felipe Tomé Velázquez, en Puerto Vallarta, a fines de 2020; el asesinato, también en Puerto Vallarta, unos días después, del ex gobernador de Jalisco, Jorge Aristóteles Sandoval, y la referida balacera del lunes, orientada a la “privación de la libertad” de una persona con respecto a la cual solo ha habido especulaciones. Un común denominador de todos esos asuntos es que los hechos ocurrieron en lugares públicos; otro, la impunidad.

La impunidad, hay que decirlo, no es un fenómeno de la naturaleza; el frío, el calor, la nieve, la lluvia, los ciclones o los terremotos, aun siendo, en muchos casos, previsibles, son ingobernables; son inevitables. La impunidad, entendida como falta de castigo a una acción legal o moralmente punible, en cambio, es consecuencia de la incapacidad de las autoridades para cumplir con la encomienda social de esclarecer los delitos y sancionar a los delincuentes.

-III-

Los teóricos del derecho coinciden en que la pena no se limita a imponer al delincuente una sanción equiparable al daño que hubiera causado (el “ojo por ojo” de la celebérrima Ley del Talión), sino busca la ejemplaridad; intenta prevenir el delito -en palabras de Eugenio Cuello Calón- “patentizando a los ciudadanos pacíficos la necesidad de respetar la ley”.

Más allá de las palabras, los hechos demuestran que los afanes de los organismos públicos por hacer efectivo el derecho de los ciudadanos a la salud, la educación y la seguridad, han sido notoriamente insuficientes. En el rubro de la seguridad, concretamente, la impunidad reinante, el fracaso sistemático de los afanes para enfrentar todas las modalidades delincuenciales que amenazan a la gente de bien, es prueba fehaciente de incompetencia… o indicio de contubernio entre las mafias -no merecen otra etiqueta- que han hecho del delito en cualquiera de sus formas su modus vivendi, y las que se disputan los cargos públicos.

Temas

Sigue navegando