- Participar o no participar...

En efecto: “He ahí el dilema”...

Según todos los indicios, la traída y llevada consulta de Revocación de Mandato, programada para este año, va. La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de que el Instituto Nacional Electoral (INE) “continúe con la organización (...) del proceso (...) hasta su conclusión, con el presupuesto aprobado (por la Cámara de Diputados) de mil 503 millones de pesos”, puede interpretarse -como lo ha expresado el propio director del INE, Lorenzo Córdova, como que 1) o la Secretaría de Hacienda libera los recursos solicitados, o 2) la Cámara de Diputados autoriza que el proceso se realice como buenamente se pueda; por ejemplo, instalando menos de las 161 mil casillas usuales en una elección federal.

-II-

En lo que se decide, pues -permítase la analogía- si la boda se acompaña con un banquete en toda forma o con una simple “taquiza”, al ciudadano de a pie le queda la duda planteada líneas arriba: “Participar o no participar: he ahí el dilema”...

De entrada, el ejercicio se antoja ocioso a partir de que las encuestas -creíbles todas ellas- dan al Presidente López Obrador una aprobación ciudadana superior al 70%. (“Ansina -diría el ranchero-, ¿pa’ qué echar tanto brinco estando el suelo tan parejo?”).

Por otra parte, aun si los simpatizantes del Presidente se abstuvieran de participar, sus adversarios, críticos o antagonistas, difícilmente aportarían los votos necesarios para hacer vinculante el resultado.

Además, aun quienes consiguieran -mera hipótesis- revocar el mandato al Presidente, cargarían con la duda de si no saldría peor el remedio que la enfermedad; si no sería más perniciosa la inestabilidad resultante de la hipotética renuncia del Presidente, la pugna por designar al sucesor... y el riesgo de que -como reza el adagio- “nos hubiéramos librado del perro para caer en las garras del lobo”.

-III-

Y otro aspecto, incluido casi seguramente en la mayoría de las consideraciones: lo mismo si eventualmente se autorizan los tres mil 830 millones de pesos solicitados por el INE para el ejercicio que si se realiza únicamente con los mil 503 aprobados por la Cámara de Diputados, ¿no se trata, analizado con frialdad, de un gasto superfluo...? ¿Y no aplica al pie de la letra, en ese caso, considerando las terribles carencias -de salud, educación, seguridad...- de tantos millones de mexicanos, la sabia sentencia de Salvador Díaz Mirón, de que “nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto”...?

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