- “Que no vengan...”
La respuesta de Donald Trump a los migrantes que se quejan de las “malas condiciones” de los centros de detención en que se les confina al ser detenidos en territorio de los Estados Unidos, es de una lógica brutal; irrebatible: “¡Pues que no vengan…!”.
-II-
Por supuesto, habrá quien le eche en cara su brutalidad, precisamente; su incapacidad para la caridad; su falta de amor al prójimo; su desmemoria, a partir de que sus ancestros fueron y su propia esposa también es migrante. Otros le reprocharán su pragmatismo, considerando que su sentimiento concuerda, en lo esencial, con el de los votantes que se sienten invadidos, desplazados y amenazados, y que fueron mayoría para llevarlo, hace tres años, a la presidencia de su país.
La migración es un fenómeno mundial. No se da sólo entre países: se da en el interior de casi todos los países: del campo a la ciudad o entre ciudades. El factor causal es casi siempre (o sin el casi) el mismo: la búsqueda -legítima, irreprochable- de mejores condiciones de vida. En el caso de los centroamericanos que se lanzan en pos de “el sueño americano”, sin red protectora abajo, es huir de la violencia, la pobreza o la persecución por motivos políticos.
En algún foro (“El País”, ayer) se planteaba la siguiente analogía: “Una nación moderna es como una casa grande con presupuesto y habitaciones para invitados y para viajeros de paso. Para los visitantes de la casa se escriben las normas visibles y en su idioma. ¡Cumplan las normas de llegada, de estancia y de visita!”.
-III-
Si el factor causal, como se apuntó, estriba primordialmente en la falta de oportunidades para acceder a condiciones dignas de vida, es posible que la solución se encuentre en la tercera vía planteada por el gobierno mexicano. La primera ya fracasó: fue la actitud de poner alfombras y floreros al paso de las caravanas de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos, a despecho de la advertencia de que las fronteras estarían cerradas. La segunda consiste en obstaculizarles el paso, en respuesta a las presiones del gobierno norteamericano…
La tercera consistiría en ver la necesidad de los nacionales de varios países -Honduras, Nicaragua, Guatemala…- como una oportunidad de llevarles fuentes de empleo. Suena muy pragmático, pero si se trata de aprovechar la mano de obra barata, mejor que sea sin necesidad de exponerla a los riesgos y las humillaciones implícitas en casi todas las migraciones.