Ideas

Feminicidios y la operación limpieza

El Centro es de todos y hay que mantenerlo limpio, dijo el gobernador Enrique Alfaro como justificación de que miembros de la Policía estatal, en una patrulla de la corporación, hayan ayudado a retirar un tótem con la leyenda “México feminicida”.

¿Desde cuándo la protesta es basura? ¿Desde cuándo el reclamo social ensucia la ciudad? Más aún, ¿desde cuándo la Policía estatal se dedica a labores de limpieza? ¿Quién decide qué tipo de letreros están permitidos y cuáles no? Pues a menos de una cuadra está el enorme tótem de “Guadalajara, Guadalajara”, un promocional de la ciudad creado por el gobierno de Enrique Alfaro.

Si quitar el letrero fue un error, justificarlo como limpieza es doble falta. Se trata de un acto de intolerancia en un tema donde el gobierno de Alfaro ha tenido particular falta de tino: la agenda feminista. La discusión no es si hay un feminicidio más o menos este mes que el anterior, si la estadística dice que es mejor o peor este año que el pasado. Una mujer asesinada por el hecho de ser mujer es razón suficiente para levantar la voz.

El Centro de la ciudad no es el espacio para los turistas. Esa es una vocación más o menos reciente, de cuando se inventó el turismo masivo, hace poco más o menos un siglo. La vocación histórica y fundamental de los centros urbanos es la de ser ágora, el espacio público donde los ciudadanos manifiestan y discuten sus diferencias, donde residen los poderes y por lo mismo donde se les confronta, se exigen derechos y se reclaman políticas públicas. Que quede claro, lo que afea la ciudad es la injusticia, no la protesta.

Si en algún lugar debía estar el tótem de “México feminicida” es ahí, en la Plaza de Armas, frente a Palacio de Gobierno. No acusaba ni difamaba, no estorbaba ni incomodaba a nadie. Salvo, por supuesto, al gobernador que se sintió interpelado por esas ocho sílabas que son un recuerdo de que el Estado, del cual él es representante, y la sociedad tenemos una deuda con las mujeres de este país.

“Limpiar el Centro” no hará que se olviden los feminicidios, ni que los turistas o los ciudadanos tengan una mejor imagen del Gobierno del Estado ni de la seguridad pública. Por el contrario, la operación limpieza ha provocado la indignación de miles de hombres y mujeres que vimos a la Policía más ocupada en ocultar una protesta que en proteger a ciudadanas y ciudadanos.

Cuando un gobierno prohíbe, inhibe u oculta la protesta, sólo queda un camino: volver a protestar. Si protestar ensucia, ensuciemos.

diego.petersen@informador.com.mx

Temas

Sigue navegando