Ideas

Mejor migrante en EU que mexicano aquí


Para comprender la historia de Samuel hay que situarlo en dos momentos muy distintos de su vida. Primero como indocumentado en California, Estados Unidos, entre 2016 y 2021, en donde lavó autos, embaló paquetes en un almacén y descargó tráileres. Y su vida actual a partir de agosto del 2021 como estudiante de un doctorado en Ciencias Sociales en Guadalajara y becario del Conacyt.

Su tránsito entre el duro trabajo físico y la vida intelectual del doctorante refleja parte de su personalidad límite porque Samuel, un hombre de 42 años, tiene algunos problemas de salud. 

Hace una década le diagnosticaron trastorno bipolar, una enfermedad que secuestra su ánimo entre el furor y la depresión. Como prescripción médica de por vida, Samuel toma carbamazepina y olanzapina para nivelar su ánimo. 

Mientras laboraba en Estados Unidos le detectaron un padecimiento congénito en el corazón que a la postre, tras varios estudios en México, resultó un foramen oval. Se trata de un orificio en el corazón que genera burbujas de sangre; si éstas se coagulan pueden irse al cerebro y provocar un infarto cerebral. 

El cardiólogo le entregó una receta con el medicamento Xarelto cuyo costo es de dos mil 335 pesos por 28 pastillas. El médico anotó la indicación: “Una pastilla diaria de por vida”. 

Como becario del Conacyt, Samuel tiene derecho a los servicios de salud del ISSSTE. En medio de su recorrido por clínicas privadas y tras un bajón a sus ahorros, solicitó su alta en esa institución. En las oficinas de Guadalajara tardaron medio año en ingresarlo al sistema y darle la primera cita. Durante todo ese tiempo pagó de su bolsillo el medicamento para el corazón y las pastillas para la bipolaridad. 

Ahora está bajo control, pero no ha sido fácil. En una ocasión le encargaron unos estudios en el ISSSTE que tardaron tres meses porque no había material en laboratorio. Cada mes acude a las seis de la mañana a sacar ficha y espera su turno para que le entreguen medicinas para el corazón. Ve al psiquiatra cada cuatro meses.  

“Fue una atención lenta, pero buena”, comenta Samuel. 

¿Era distinto en California como indocumentado? 

Samuel tenía en Estados Unidos tres seguros gratuitos. El primero, llamado Medical Emergency, lo otorga el Estado de California: “Es un seguro de gastos médicos mayores ante un accidente o emergencia”. Con ese lo internaron cuando comenzó su padecimiento del corazón. Estuvo hospitalizado una semana, le hicieron estudios, lo medicaron y el estado pagó. 

“Tenía otro seguro del condado de San Bernardino que cubría las consultas con el psiquiatra una vez al mes, un terapeuta, un grupo de terapia y un centro lúdico para acudir a clases de arte y manualidades. Incluía el medicamento gratis cada mes. Sólo iba a la farmacia, daba mi nombre y me lo daban. En California no te dan receta sino que el doctor te dice en qué farmacia puedes recoger tu medicamento. Hay un sistema que conecta las farmacias con hospitales y doctores”. 

Samuel cuenta que en el ISSSTE acude cada mes a tres ventanillas para solicitar cita, recoger su medicamento y pedir atención con el especialista. Ninguna de las tres, en el mismo lugar, tienen computadoras interconectadas. En California si acudes con un médico, él puede ver tu historial, medicamentos y tratamientos previos de otras clínicas y doctores. 

“El tercer seguro era también del condado para salud general. Iba cada mes para atender mi hipertensión y aspectos de nutrición. Ahí cada tres meses me hacían análisis de laboratorio generales”, cuenta Samuel. 

El Coneval reveló que en Jalisco entre 2018 y 2022 aumentaron las personas sin acceso a servicios de salud, al pasar del 19.4 por ciento al 37.1 por ciento, lo que representa 3.1 millones de jaliscienses que carecen de este derecho fundamental. El fenómeno se replica a nivel nacional con 50.1 millones de mexicanos sin acceso a la salud, esto es, cuatro de cada diez. 

¿Samuel es afortunado? Él lo plantea así: 

“Tenía mucho mejor servicio de salud como indocumentado en Estados Unidos que en México como estudiante de doctorado. Sí tengo aquí servicios médicos oficialmente, pero la atención es muy mala, pésima, además las instalaciones son deprimentes, se ve que en mi clínica no han lavado las paredes en 20 años, esto no es culpa de los doctores sino de los políticos”. 

No estamos igual que Dinamarca como prometió AMLO. De hecho ni de lejos nos acercamos a California…

jonathan.lomeli@informador.com.mx
 

Temas

Sigue navegando