Para no tener un auditor “carnal”
La semana pasada que ponderé positivamente aquí el Informe con la Opinión Técnica de las personas aspirantes al Cargo de Titular de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), realizado por el Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción, recibí críticas de expertos en el tema, que consideran que todo el proceso fue, como casi siempre, una simulación para conseguir la reelección de Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, por ocho años más en dicho cargo.
Consideraron excedido y más que generoso, que hubiera referido que el Informe de la Opinión Técnica, era producto de un trabajo “meticuloso y profesional del CPS”, que las y los diputados debían honrar en su decisión.
El diseño de la evaluación, me insistieron, fue claramente para favorecer al auditor en funciones, así que, de entrada, lo primero que creo luego de la decisión tomada el lunes en el Congreso, es que las y los integrantes del CPS deben transparentar urgentemente el proceso si quieren desvirtuar estas críticas, naturales y entendibles, por la manipulación que siempre han prevalecido en los procesos de las designaciones públicas en Jalisco.
De lo que no tengo duda, es que nuestra clase política y gubernamental optó por la continuidad de la fiscalización cómoda, que como he consignado aquí en dos ocasiones en las últimas dos semanas, pienso que representa el trabajo del auditor ratificado. Esto está claro, porque al lograr 34 de 38 votos posibles, significa que diputadas y diputados de todos los partidos políticos representados en el Congreso local, prefirieron dejar ocho años más a un perfil que ya demostró no molestarles en señalarles corruptelas ni exigirles cuentas claras, en vez haber intentado un cambio con Jorge Arturo Ventura Alfaro, que apareció en primer lugar empatado con Ortiz en el puntaje de la evaluación del CPS, ahora cuestionada.
La búsqueda de esta especie de auditor “carnal” por parte de la elite política y gubernamental de Jalisco, hace extrañar la lucha que hace una década respaldo y luego enarboló como bandera el ahora gobernador Pablo Lemus, en sus tiempos de dirigente de la Coparmex Jalisco, cuando exigió limpiar y combatir la corrupción en la ASEJ.
Claramente desde el poder las prioridades cambian. Por eso, para no volver a padecer ocho años a un auditor “carnal”, ni a modo de los intereses partidistas y de los poderes legales y fácticos, habrá que reiniciar aquellas luchas desde la ciudadanía y sus nuevos liderazgos, para exigir al titular de la ASEJ una ruta distinta a la que transitó en su primer periodo para que, de los montos observados de irregularidades, la recuperación para la Hacienda Pública, ya no siga siendo casi nula. Para que explique qué hará distinto esta vez para ahora sí desmontar la trama de intereses y corruptelas que permanecen ahí enquistadas.
Lo dicho, urge revivir desde Jalisco la agenda anticorrupción, por ser esa asignatura pendiente, un anhelo generacional incumplido.