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Sheinbaum mueve ficha… y se amuralla

Claudia Sheinbaum nombró ayer consejera jurídica a Esthela Damián. Con este movimiento, la Presidenta acerca a Palacio Nacional a una incondicional para reforzar el círculo de leales con los que va a meter acelerador a su administración.

El nombramiento de este miércoles deja en el camino a Arturo Zaldívar, ex ministro de la Suprema Corte. El abogado, con una solidez jurídica mayor que la de la nueva consejera, quedará al alcance de la Presidenta cuando esta lo busque, pero Esthela será la guardiana.

De tiempo atrás se ha hablado de que Sheinbaum tenía una segunda camada en la banca para irla sumando ya sea al gabinete, o a posiciones más estelares en este. El caso de Esthela Damián es uno de ellos, y uno que manda mensajes a Bucareli y otros ámbitos.

No deja de ser sintomático que el encumbramiento de Damián llega justo cuando ha trascendido la posibilidad de que en la Secretaría de Gobernación haya cambios. Hace siete años, la historia entre Damián y la hoy titular de Segob, Rosa Icela Rodríguez, fue muy distinta.

Damián fue pieza clave en la campaña de Sheinbaum por la Jefatura de la Ciudad de México. Casi en automático, quien tiene ese protagonismo en los comicios y luego encabeza la transición, como hizo Esthela, va a la línea frontal del Gobierno. No ocurrió así en 2018.

Fue desplazada al DIF. En cambio, a la Secretaría de Gobierno de la capital arribaría Rosa Icela. Si alguien quiere ver en el inicio de Sheinbaum como Presidenta, con el nombramiento de Rodríguez en Segob, un eco del arranque capitalino, ¿andaría muy despistado?

La remoción de Alejandro Gertz Manero de la Fiscalía General de la República, que provocó la vacancia que ahora es llenada por Damián, dado que Ernestina Godoy se fue a encabezar la FGR, permite elaborar un poco sobre los reacomodos “no tan vistosos” de Claudia.

Una nota del sexenio, además del compromiso de la mandataria por consolidar desde la administración al obradorismo, es su estamina. Además de confiabilidad, la Presidenta necesita quien le siga el paso, quien se sincronice con su demandante método de trabajo.

En una variación de aquello de que importa el encargo, no el cargo, en línea con el párrafo anterior la Presidenta tiene una relación particular con, por ejemplo, Roberto Velasco, subsecretario que hace las veces de secretario y no solo por la convalecencia del titular de la SRE.

Velasco entendió el método de la Presidenta y esta descarga en aquel múltiples tareas, independientemente del puesto que tenga el excolaborador de Marcelo Ebrard. Y recientemente, dicen que otro que actúa en una forma parecida es Roberto Lazzeri.

Este economista del CIDE fue particular del exsecretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, pero también supo entenderse con Edgar Amador, nuevo titular de la SHCP. Desde agosto, este otro Roberto cercano a la Presidenta es titular de Bancomext y Nafin.

Luego de un año de grandes cambios legislativos, en 2026 la mandataria tiene el reto de implementar las reformas de distintos campos, como el energético, mientras dedica buena parte de su tiempo y estamina a lidiar con Donald Trump.

La llegada de Damián es mucho más que un tropiezo de Zaldívar. La Presidenta premia a una colaboradora de antaño que, al mismo tiempo, habrá de tener como única agenda, y absolutamente nada más, la que la mandataria decida. Toda una cancerbera sin doblez.

El cambio en la Consejería Jurídica no hará tanto ruido como cuando Sheinbaum prometió una embajada a Gertz. Pero este nombramiento, igualmente, la amuralla contra los que se envanecen en los puestos.

sal.camarena.r@gmail.com

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