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Ser voceador, un oficio que persiste al paso del tiempo

En el marco del día del voceador, el 20 de abril, comerciantes de periódicos y revistas platican cómo es desempeñar esta noble labor

María Candelaria González Díaz tiene 68 años y es vocera, comerciante de periódicos y revistas desde que tiene 28 años, es decir, ya tiene cuatro décadas dedicada a este oficio que persiste al paso del tiempo, del internet y las plataformas digitales. Su puesto se encuentra entre Hidalgo y Pedro Loza, a unos metros del Ayuntamiento de Guadalajara y lo heredó de su padre Francisco González a quien le decían “El Chale”.

Hasta antes de la cuarentena, María Candelaria se levanta todos los días a las 05:30 de la mañana, “primero me surto de revistas y de ahí me paso al sindicato de voceadores de Leandro Valle y Ramón Corona, recojo ahí mi periódico, hago mis devoluciones y ya me vengo temprano para abrir mi puesto a las 07:00 de la mañana, a esa hora ya estoy precisa y constante, ya tengo muy bien aclientado mi puesto y ya sabe la gente que desde temprano estoy aquí”. Recuerda que luego le comentan las personas que recorren los puestos que muchos de estos los encuentran cerrados, pero con ella eso no sucede.

El próximo lunes 20 de abril es Día del Voceador y aunque el mundo es otro, dice María Candelaria que sigue siendo un muy buen oficio para quien lo sabe trabajar. Yo le digo a la gente que soy comerciante de periódicos y revistas, luego a veces las personas me dicen que esto ya no es negocio, pero no lo es para los que no lo saben trabajar y quienes no le tienen amor al trabajo, pero yo estoy muy agradecida con mi desempeño en mis laborares porque he recibido infinidad de beneficios bendito sea Dios”.

Desde 1955 se conmemora el Día del Voceador; en la época de Porfirio Díaz se les conocía o denominaba “papeleros” o “papeleritos”, pues antes se imprimía una hoja con la información que se buscaba difundir y estos la distribuían por las calles. Para María Candelaria el oficio de voceador ha estado presente toda su vida.

“Aquí nací en el gremio de los voceadores, estoy trabajando desde la edad de 28 años. Mi papá nos dejó el puesto a mí y a mí hermana, solo que a ella no le gustó este ambiente y me dijo que mejor me quedara yo con el puesto. Mi papá era uno de los principales voceadores del gremio, hasta tenía su despacho por la calle de Antonio Molina, repartía EL INFORMADOR y El Occidental a gran escala, ahora mis hermanos se quedaron con ese lugar y yo me avoqué al puesto”.

De generación en generación

El puesto de periódicos de María Candelaria (en entrevista hecha antes de las restricciones sanitarias) prácticamente está abierto todo el día, ahora sus hijos y nietos también ayudan en mantenerlo vigente y con toda la variedad de revistas, diarios, suplementos, novelas y demás. “Yo a las 12:00 del día me voy y ya se queda uno de mis nietos a atender, luego llega uno de mis hijos o mi nuera y ellos cierran hasta las 20:00 horas”.

Precisamente dice ella que si su puesto ha permanecido por tantos años, es porque siempre busca que haya de todo un poco, “se trata de que hay que echarle ganas al oficio, tener de todo, al medio día también me traen periódicos de la Ciudad de México, así es que yo tengo bien surtido”. Además confiesa que EL INFORMADOR es el diario que mejor se le vende, “para mí es el mejor periódico. Si me preguntan sobre avisos clasificados, yo les digo que EL INFORMADOR, no hay nadie que le llegue, viene más completo, trae de todo”.

Recuerda que con su oficio logró sacar a sus hijos adelante, “todos tienen muy buen trabajo, tengo un doctor, una odontóloga, otra hija que trabaja en representación de un laboratorio médico y tengo otros dos hijos que son encargados de negocios de venta de material de construcción. Cuando ellos estudiaban, regresaban de la escuela y me ayudaban a cuidar el puesto en lo que me iba yo a hacer los quehaceres de casa, pero también me ayudaban en las labores (del hogar) y ahora me mandan a sus hijos para que me ayuden”.

Más que vender periódicos

Pero ser voceador no solo es ser comerciante de revistas y periódicos, también ayudan a los perdidos que no encuentran una calle, un lugar o un edificio, mientras María Candelaria atiende su puesto varios son los que se acercan a preguntarle dónde encontrar tal dirección, ella ya está acostumbrada y hasta les puede decir cuánto tiempo se van a tardar en llegar.

Dice doña María Candelaria que el público que llega a su puesto es variado, pero que en general es la gente mayo la que le compra más. Ella dice que sigue siendo importante el oficio de voceador porque hay un acercamiento directo con la gente, “a pesar de que vendemos algo que no es de primera necesidad y que no es de mucha urgencia, Diosito nos ayuda a salir adelante, echándole ganas y teniendo confianza. A mí me dicen: ‘a usted nadie le cuenta nada, se entera de todo al día’”.

Finaliza doña María Candelaria al decir que el reto de los voceadores para seguir vigentes es el respeto y la atención a los clientes, además de trabajar por amor al oficio.

Fidelidad. Armando Gonzáles Martínez acerca a los ávidos de los periódicos toda la información impresa. ESPECIAL

Desde otra perspectiva

Armando Gonzáles Martínez tiene 28 años como voceador y comparte que nota que cada vez se venden menos los periódicos y las revistas por el uso de internet y redes sociales, sin embargo, hay clientes que son fieles a comprar la información impresa. “Yo por las mañanas voy por el periódico y las revistas y me quedo aquí en el puesto casi todo el día”.

Su stand se encuentra en el cuadro principal de Plaza de Armas, también comercializa dulces, cigarros y botellas de agua. Armando comparte que el buen trato al cliente es esencial para que siga existiendo el oficio, él como doña María Candelaria también brinda información a quien se la pide con respecto a dónde encontrar un domicilio en particular y reconoce también que EL INFORMADOR es de los diarios que más vende.

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