La gran figura de Toluca en la final, Alexis Vega, reveló que, gracias al profundo amor que siente por los colores de los Diablos Rojos, decidió jugar infiltrado ante Tigres, arriesgando su integridad física con el objetivo de conseguir el décimo segundo título para el club de sus amores.“Siempre ha estado con nosotros en todo momento. Físicamente no estaba muy bien; llevaba un par de semanas sin entrenar con mis compañeros, pero este es el amor que le tengo al Toluca. Me infiltré para poder estar aquí con mis compañeros y sabía que corría un riesgo muy grande de que la lesión se agravara. Ahorita estoy anestesiado, no siento nada, pero mañana vamos a ver cómo amanecemos”, reveló Vega.Respecto a su estado físico y cómo logró participar en la liguilla, el delantero explicó su motivación para jugar pese al riesgo, aclarando que su problema no se debía a otros inconvenientes en la rodilla o los tendones. “Fueron semanas muy importantes. Siempre que se habla de mí se va un poco más de lo normal, eso lo sabemos para bien o para mal, pero yo siempre estuve tranquilo, con la mente muy clara y muy fría. Se decía que eran las rodillas, los tendones, que esto y que lo otro, pero la realidad es que quise adelantar un poco los tiempos. Me habían dicho que eran de seis a ocho semanas y a la cuarta semana me sentía muy bien, así que decidí entrar con el equipo antes”, agregó.Vega también explicó que tomó la decisión de regresar antes de lo previsto, consciente de que su recuperación aún no estaba completa y que corría el riesgo de perderse por completo la fase final.“Sí, fue mi decisión. Yo me sentía muy bien. Obviamente son lesiones muy engañosas, porque te dan esa sensación de que estás bien, pero cuando arranqué una jugada parecida a cuando me lesioné en el entrenamiento, sentí el pinchón. Me salí, me hicieron resonancias y salió muy mal: se me abrió la cicatriz cinco centímetros. Pensé que ya no llegaba, la verdad”, concluyó. CT