Para que una producción audiovisual, llámese película y serie de ficción o documental, pueda mostrar un monumento histórico mexicano o incluso una versión libre del mismo, se debe contar con la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia y, en su caso, pagar por los derechos.Por eso en el más reciente capítulo de "Los Simpson", donde aparece su versión de las pirámides de la Luna y el Sol, de la zona arqueológica de Teotihuacán, se le agradece al INAH en los créditos finales.El caso mexicano más reciente fue el largometraje animado "Batman Azteca: Choque de Imperios", estrenado en salas en septiembre pasado y ahora disponible en la plataforma de HBO Max.El Instituto confirmó a EL UNIVERSAL los pasos que se deben realizar de acuerdo con la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticos e Históricos, que en su artículo 17 apunta lo conducente."Para la reproducción (…) se requerirá permiso del Instituto competente, y en su caso se estará dispuesto en la Ley Federal de Derechos de Autor", apuntó.El monto a pagar, expresa, es determinado por la ley y el permiso emitido por el jurídico del INAH, oficina responsable de evaluar las solicitudes y autorizarlas o no.En el artículo 228 inciso C de La Ley de Derechos se determina que en el caso de la reproducción basada en versión libre del monumento, se deben pagar más de 5 mil pesos por cada monumento ocupado. Pero el costo final es determinado por las autoridades y es dependiendo lo solicitado por la producción.Fernando de Fuentes, quien con Ánima Estudios estuvo detrás de "Batman Azteca", producción de Warner, dijo a este medio que siempre se mantuvo contacto con el Instituto.La cinta que retrata a Tenochtitlan y la llegada de un émulo Hernán Cortés a ella, contó con la asesora del historiador Alejandro Díaz Barriga, quien dio visto bueno para recrear a una Tenochtitlan en su esplendor y un Templo Mayor lleno de colores y no lo gris como se le conoce actualmente.La cinta que retrata a Tenochtitlan y la llegada de un émulo Hernán Cortés a ella, contó con la asesora del historiador Alejandro Díaz Barriga, quien dio visto bueno para recrear a una Tenochtitlan en su esplendor y un Templo Mayor lleno de colores y no lo gris como se le conoce actualmente.En el caso de los pagos necesarios, eso fue tarea del jurídico de Warner."Warner y nosotros pedimos autorización y les fuimos mostrando la película y siempre tuvimos un asesor que nos decía (cómo era la época) y además le dio mucho valor a la película porque todo es como debía estar, no históricamente, pero si las vasijas, los colores, Tenochtitlan, y más", comenta De Fuentes. CT