No: ni todos los médicos son unos héroes… ni todos son unos mercenarios.Se justifican plenamente las reacciones que generaron las expresiones burlescas, injuriosas o despectivas que, en una torpe generalización, se dedicaron a los galenos que, en efecto, anteponen el afán de lucro a la preocupación por la salud del pueblo. Se justifican las adhesiones a la carta de un médico (Guillermo Navarro Amieva), publicada el martes en varios medios (“El Universal”, vgr.), ponderando la dedicación, el esfuerzo y los sacrificios personales y aun de sus familias que durante muchos años realiza un médico para alcanzar una especialidad. Se justifica el reproche de que “es usted una persona que desdeña (…), haciendo menos a todos aquellos que no comparten su manera de pensar, que en ocasiones es limitada, infantil e irrespetuosa”; que “su dicho ha sido inadecuado, incompetente e infundado, siendo una más de tantas mentiras e injurias que ha usted lanzado contra muchos mexicanos”…, y, en fin, que “la manera de referirse a los médicos, no teniendo enfrente al grupo que, generalizando, está usted ofendiendo, me parece una actitud cobarde”.-II-Es probable que, contra lo que deseable, la ética no sea una plantita que todos los médicos cultiven amorosamente en su jardín. Es probable que el ejercicio de la medicina, en gran medida, se haya pervertido…Sin embargo, la contingencia sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus, en México particularmente, ha permitido que, desde el principio de la misma, trascendieran las carencias y limitaciones del Sector Salud -y del Instituto Mexicano del Seguro Social, sobre todo- para proporcionar a su propio personal médico las herramientas, implementos, equipo, instrumental y recursos necesarios para atender a los derechohabientes. En ese sentido ha habido tanto declaraciones de médicos, paramédicos, enfermeras, enfermeros, camilleros y trabajadores, como manifestaciones en la vía pública, y aun retos como el que el personal de una clínica lanzó al director del organismo: “Véngase a trabajar nada más un día con nosotros, con el equipo que tenemos…”.-III-Al margen de la generalización -imperdonable-, echar en cara a los médicos su proclividad a la corrupción o al mercantilismo más vil en el ejercicio de su profesión, sin reparar en las carencias de un organismo público, sustentado con dinero del pueblo -las cuotas de trabajadores y patrones, y los impuestos que ellos mismos aportan-, es, en último análisis, ver la paja en el ojo ajeno, y no ver la viga en el propio.