Salió la nueva lista de seleccionados nacionales -ahora para la Liga de Naciones de la Concacaf-… y, como de costumbre, hubo, como suele decirse en la jerga taurina, “división de opiniones”: pitos y palmas; elogios o expresiones de reprobación para los llamados, extensivos todos, por supuesto, al responsable, hoy, de las designaciones, y, mañana, de los resultados que se obtengan.A reserva de lo que suceda a la hora de los mameyes -considerando que México, por su historia, entrará a ese certamen condenado a honrar su condición de favorito o a que su participación sea calificada como fracaso y eventualmente como vergonzosa-, a priori parece haber consenso, como de costumbre, en que “ni son todos los que están… ni están todos los que son”.*Vale recordar, para los que llegaron tarde a la película, que esta Liga de Naciones pretende ser la versión tercermundista de la Nations League que se disputa en Europa. Participarán en ella los 41 miembros de la Concacaf reconocidos por la FIFA, clasificados en tres “divisiones” y distribuidos en 12 grupos. México está en la Primera División -obviamente- y tendrá a Panamá y Bermudas como rivales en el Grupo B. Los mejores tendrán boletos para la Copa Oro como incentivos, y seis de los mejor clasificados se sumarán a los que disputaron la eliminatoria para el Mundial de Rusia 2018 (México, Estados Unidos, Costa Rica, Panamá, Honduras y Trinidad y Tobago), ahora con vistas a Qatar 2022.*La Liga de Naciones se orienta a que en las Fechas FIFA, desde 2020, se enfrenten países de la misma zona geográfica -la Concacaf, en el caso de México-, en respuesta a las quejas de federaciones y clubes europeos -los más poderosos del mundo- por el desgaste que los largos viajes y las lesiones sufridas en los partidos amistosos intercontinentales ocasionaban a algunos de sus mejores jugadores.Condenado, pues, por la geografía y por los intereses económicos -odiosos, quizá… pero comprensibles en último análisis-, vigentes en todos los órdenes de la vida, el futbol mexicano no tiene alternativa: está comprometido a participar en la Liga de las Naciones; está obligado a hacer un papel sobresaliente, y tiene la posibilidad -captada a la perfección por Gerardo Martino, por lo que se infiere de la lista de seleccionados- de aprovecharla para dar, gradualmente, los pasos orientados al obligado recambio generacional.
