Los tambores de guerra naranja resuenan aún lejanos pero inminentes alrededor de un nombre: Pablo Lemus. El alcalde pelón por una buena causa, los niños con cáncer, no por corajudo. El alcalde que viste de charro, corre maratones y encabeza las encuestas rumbo a Casa Jalisco en 2024.Alfaro y Lemus son aliados, sí, pero el alcalde tapatío no es Ismael del Toro, El Incondicional (no existe un lazo entre tú y yo/No hubo promesas ni juramentos/Nada de nada). Lemus negocia, calcula, apuesta. Tiene su propio estilo y capital político, su marca y sus adeptos. Y eso ha incomodado al ala dura del alfarismo. Lalo Martínez Lomelí, Secretario General tapatío, llegó con Pablo como una cuota del gobernador. Toda la reingeniería administrativa de Lemus en su gestión se basó en acotarlo. Le quitó Inspección y Vigilancia, Justicia Cívica y el control de la nómina. Martínez Lomelí quiere Guadalajara en 2024, Lemus no lo quiere ni cerca. Por eso se convirtió en el operador del descontento del emecismo tradicional ante el empoderamiento del alcalde tapatío. Varias señales han disgustado al alfarismo. En el último mes, Lemus y Frangie han acaparado la agenda con su estrategia de una ciudad dual: «Guadalapopan», le decimos en broma. Crearon una policía intermunicipal y lanzaron GuaZap para atender reportes ciudadanos vía WhatsApp. En el último mes, esta agenda conjunta se replica una o dos veces a la semana. Por otra parte, Lemus se ha desmarcado de los pleitos del gobernador. Mientras Alfaro pelea con Raúl Padilla, Lemus lo escolta hasta su toma de protesta. Mientras el inquilino de Casa Jalisco paga entrevistas a modo y pelea con los medios, Lemus consigue reflectores sin mucho esfuerzo. Hace unas semanas, Mauro Garza convocó a una reunión de legisladores federales naranjas en Chapala. Acudió Pablo Lemus como invitado central, no el gobernador. El sábado pasado se reunieron en Guadalajara los diputados locales naranjas de todo el país. Acudió Alfaro, pero no Pablo «por cuestiones familiares». Como respuesta, los alfaristas aseguran que alistan un magno evento de cierre de filas a favor del gobernador en Tlajomulco; los pablistas dicen que es sólo blof. Todo indica que los equipos de ambos grupos están haciendo presión. Por un lado, muchos alfaristas en edad de merecer, Marco Valerio Pérez, Lalo Martínez Lomelí, Alberto Esquer. Por el otro, Lemus y los Coparmex boys. Si Pablo es el candidato a gobernador, ¿quién para Guadalajara? Y a partir de ahí, hay que distribuir el resto de candidaturas y puestos en 2024. Por eso el movimiento de aguas naranjas.