Visité el Palacio Nacional y vivirlo fue toda una experiencia. Ya había cubierto la mañanera al menos dos veces antes en Jalisco; aquí hay que levantarse a las 3:30 am para alcanzar a llegar antes de las 5:00 am a la XV Zona Militar en Zapopan y esperar al protocolo de ingreso, siempre con el registro previo ante Presidencia. Para esta mañanera pude levantarme una hora más tarde, pues, pese a que ya tenía el registro aprobado, para el cual se solicitó hasta el alcance de los lectores en la plataforma a la que pertenecía, había que llegar a las 6:00 al Palacio Nacional para cumplir el reglamento que además hay que firmar. Todo esto luego de que alguien en la Alianza de Medios tuviera que confirmar quien era yo y que realmente era yo, que existía y que no era un bot de esos de los que trabaja de 9 a 5 atacando en redes sociales al partido contrario. El lunes llegué a la calle Moneda todavía faltando varios minutos para las seis y ya había al menos seis compañeras y compañeros delante de mí esperando. Para ingresar no bastaba que la Presidencia me hubiera acreditado, sino que además debía estar en la lista tras haber sido aprobada varios días antes para ingresar ese día, pues el cupo es limitado y no puede haber medios de pie. Al llegar me asignaron un papelito de "prensa escrita" donde coloqué mi nombre y el medio al que representaba. Lo metí a una especie de urna exclusivamente para prensa, pues los lugares de las tres primeras filas son sorteados para evitar peleas, porque las y los compañeros consideran que son los mejores puestos para que el Presidente les alcance a ver y les dé la palabra para preguntar. Antes de este sistema, según me contó José, compañero de un medio nacional quien había estado orientándome desde hace semanas para poder entrar, había quienes llegaban desde la una de la mañana a apartar lugar esperando ser de las o los primeros en pasar para sentarse hasta el frente. La sorpresa fue cuando la "niña nueva" que nadie había visto antes salió sorteada en segundo para ocupar justamente la primera línea, incluso llegué a pensar que en un inicio las y los compañeros creyeron que era del Team #LordMolécula para "tener tanta suerte", pues hasta entonces no había hablado con nadie, o que una vez más me usarían para hacerme memes y compararme con alguna youtuber de la "Cuarta Transformación". Al ingresar al Salón Tesorería ya habían sido asignadas tarjetas en las sillas que serían ocupadas según el tipo de medio y la fila que habían salido en el sorteo: prensa escrita, televisión, radio, medio digital. "Estás sentada detrás de lo que llamamos el Tren Maya, suele tapar a quien está atrás, por eso alza bien la mano desde el principio", me dijo José cuando le conté dónde me había tocado sentarme, por ello es que a partir del inicio de la ronda de preguntas me la pasé con la mano levantada. De poco sirvió, el lunes no hubo preguntas "para quienes asistimos ese día". Como es habitualmente visto en las "Mañaneras", el Presidente da turnos a las o los reporteros para hablar. Según contaron compañeros de la fuente, anteriormente si no alcanzaban a preguntar la lista se pasaba al día siguiente. Muchas personas no alcanzaban entonces a preguntar sus temas o temas de coyuntura debido a que "la lista" se iba recorriendo cada vez más, por lo cual pidieron que ya no se tuviera registro de espera, y que al día siguiente se comenzara de cero. Hacía rato ya que eso se respetaba, pero el lunes no pasó así, solo dio la palabra a quienes habían quedado pendientes el viernes previo, porque la mañanera de ese día terminó temprano para emprender su gira a Cancún. ¿Por qué lo hizo? Muy seguramente porque eran 4 reporteros, y el último medio era Reforma, quien sabía le preguntaría, y no de muy buena manera, por las elecciones de Morena desarrolladas el domingo donde hubo hasta batazos, situación que aprovechó para minimizar al medio y volverse contra él al recordar que "Reforma apoyó el fraude de su elección en 2006"; después de ello dio las gracias y se fue. Así nadie de los reporteros presentes este lunes, incluyendo a medios del interior del País como Oaxaca, San Luis Potosí, y su servidora, pudimos preguntar. Vamos, hasta de futbol se habló, pero él se fue feliz de haber externado una vez más su resentimiento hacia la "Prensa Fifí" y yo, de haber ido de paseo al Palacio Nacional, pues comprobé que el sello de Jalisco está presente a dónde vamos. ¿Por qué? Porque la bonita mañana fue cerrada por un “oye ¿y ya te tocó que el gobernador te regañe por decir o publicar cosas?” a lo cual respondí sobre la reciente opinión del señor Alfaro, cuando el 30 de junio externó tras un evento a medios en Casa Jalisco, que "un periódico como El Informador debería de pensar el daño que le hacen a Jalisco difundiendo mentiras” luego de que publicamos que en el Estado hay al menos 17 puntos carreteros señalados por inseguridad y retenes... cosa que él había negado esa misma semana. Luego de eso lamentaron lo que se vive en Jalisco ante la falta de información pública y la desacreditación de los medios por parte del mandatario estatal, cambiamos teléfonos y cuentas de redes sociales, y regresé a Guadalajara esperando tener “más suerte para la próxima”, como lo fue la primera vez.