Todo iba a ser hermoso. Habría fiesta en grande, bebidas selectas y hasta el Potrillo prestaría unos minutos de su voz para el evento del sexenio: los 200 años de Jalisco como Estado libre y soberano.Pero las encuestas no levantan, la imagen del gobernador nomás no crece a escala nacional y, en su lugar, nos quedamos con los Ángeles Azules: el ícono tapatío por excelencia… en Iztapalapa.De acuerdo con el plan original, la Fiesta del Bicentenario que se celebró el 16 de junio iba a ser el escenario perfecto para el destape. Enrique Alfaro no tenía un mejor marco para hacer público su interés por convertirse en el candidato de Movimiento Ciudadano por la Presidencia de México.En “su” evento, el jefe del Ejecutivo en Jalisco destacaría los trucos mágicos con los que ha llevado a Jalisco a ser el paraíso de Occidente al que cualquier país nórdico aspira. A un paraíso repleto de días históricos.Tanto aderezo llevaría el jolgorio, que incluso hubo diálogos entre funcionarios de primer nivel en el Gobierno de Jalisco con la gente del taller creativo que ha organizado los desfiles del Día de Muertos en Ciudad de México: ese gran legado del agente 007 a la cultura prehispánica de nuestro país.Para ello, se cotizaron hasta ocho millones de pesos específicamente para que los carros alegóricos recorrieran nuestra ciudad. El resto iba aparte.Pero luego, algún valiente asesor -porque hay que serlo- se atrevió a poner sobre aviso al góber que las mediciones internas de plano lo dejan muy por debajo de personajes con apellidos como Colosio y García… y que a Alfaro quienes lo ubicaban fuera de Jalisco más bien lo tienen visto como el tío regañón que te exige que no subas los codos a la mesa.Además, en el grupo interno de Movimiento Ciudadano se sabe perfecto que la relación que sostienen el gobernador y el dirigente nacional del partido, Dante Delgado, pende de un hilo. Una situación similar (aunque no tan fuerte) a la que vive Enrique Alfaro con Pablo Lemus, a la que vivió en su momento con Alberto Uribe y a la que lidia actualmente con el reaparecido ex alcalde Ismael del Toro.Porque, como acotación al margen, la gran amistad que fortalecieron Alfaro y el “Pope” desde que había cabello en ambos, hoy no es la mejor.En fin. Tras la cachetada de realidad, y con la fecha del bicentenario a la vuelta de la esquina, la decisión que se tomó fue desembolsar 18.6 millones del dinero de las personas (Mónica Magaña dixit) para contratar el “talento artístico”, hacer la “canción conmemorativa” y la “producción musical del show” del Bicentenario, según datos publicados este 27 de junio en el Diario NTR por el reportero Lauro Rodríguez.El sitio elegido no fue sino el más emblemático de Jalisco: el Parque Luis Quintanar, a quien nunca nadie va a llamar así.No fue el Lago de Chapala. No fueron las Piedras de Tapalpa. No fue Barra de Navidad. Es más: ni KidZania, ni el Zoológico, ni Selva Mágica. El sitio elegido fue el Parque de la Solidaridad, cuyo pretexto de selección fue que recientemente había sido enchulado y algo de Refundación histórica había qué presumir.Todo eso sin contar con los añadidos especiales como la moneda bicentenaria que impulsó Mirza Flores, la cerveza conmemorativa que ya lleva dos semanas en el refri, la granola sabor jericalla, los 60 mil cachitos de lotería que cuestan 50 pesos y el Listón de tu Pelo, cortesía de los hijos pródigos de Iztapalapa.Luego de 73 mil 049 días de su nacimiento como Estado Libre y Soberano, Jalisco puede plasmar en sus libros de historia que pasó de un Prisciliano Sánchez que logró la autonomía, a un Enrique Alfaro que se quedó muy lejos de plasmarle un sello propio a la Entidad.Así que no: el destape esta vez no fue. Pero para festejos y gustitos antes de que cierre la administración todavía nos falta un rato.