Lo prometido es deuda. Como anticipé, enumero algunas de las principales promesas del candidato Enrique Alfaro, pero que el ahora gobernador aún no cumple. Advierto que ni están todas las que son, ni son todas las que están. El lector recordará otras promesas para que juntos hagamos un ejercicio de memoria, tan necesario a mitad del camino. Solemos votar y olvidar. Pero el primero de julio de 2018, no se olvida. SEGURIDAD. El candidato Alfaro iba a fortalecer a las instituciones para combatir los feminicidios, pero este delito creció en el Estado. En 2020 mataron a 54 mujeres y el año pasado a 70. También nos prometió una Fiscalía estatal autónoma, pero en su lugar nombró a un fiscal carnal hace unas semanas. Hallé esta perla prometedora: «Presentar una reforma para cambiar a todos los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del Estado». Por el contrario, la mayoría refundadora en el Congreso local designó a 8 magistrados con base en el socorrido método de cuates y cuotas. CORRUPCIÓN. Encontré esta declaración temeraria: «Combatir la corrupción y meter a la cárcel a 20 personas que ya se tienen detectadas por irregularidades». Ningún alto funcionario de la gestión anterior ha pisado la cárcel con una sentencia firme por corrupción en el Ipejal, Salud, Obras Públicas, Educación… Esta otra es una promesa «trasmochada» difícil de probar: «ahorro del 40% erradicando ‘moches’ en adjudicación de obras». MEDIO AMBIENTE. Sanear el río Santiago y lograr la operación óptima de todas las plantas de tratamiento de las cuales funcionan el 81%, según Mide Jalisco. Sobre La Primavera, la idea era comprar zonas aledañas para garantizar su protección. Ahí viene la temporada de estiaje y todo sigue igual. FINANZAS. No endeudar a Jalisco (de esto, mejor ni hablamos). MOVILIDAD. El Peribús es una promesa cumplida, pero falta la Línea 4 y completar el plan de semaforización inteligente que con una inversión millonaria haría más ágiles los traslados en auto. POLÍTICA. Entre los objetivos del mandatario estaban refundar Jalisco y una nueva Constitución local. Moraleja: cuidado con lo que deseas, pero más cuidado con lo que prometes. Como toda deuda, la de Alfaro tiene una fecha límite de pago que se cumple el seis de diciembre de 2024 (si no se va antes de candidato para «construir una alternativa de cambio», como le dijo a su amigo Carlos Alazraki). Aún hay tiempo para que al final del sexenio no repitamos sobre Alfaro sus propias palabras cuando en 2013 reprobó la gestión de Emilio González Márquez: «Hicieron que Jalisco perdiera el rumbo. Un gobierno que más allá de los logros que se pudieran reconocer fue incapaz de darle un sentido claro a Jalisco, y fue un sexenio en donde se detonaron los problemas de desempleo, de inseguridad y de pobreza».
