Sábado, 11 de Octubre 2025

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Pobres de nosotros

Por: Mario Castillo

Pobres de nosotros

Pobres de nosotros

“Hoy llegó esa llamada que ya esperaba, pero se adelantó… Evaluación de puestos para el recorte de personal”. El mensaje era de un amigo que trabaja para una agencia automotriz. En su sitio de trabajo me imagino llegaron al límite como cual batallón de infantería siendo derrotado por no tener abastecimiento durante la guerra... Se tenía que replantear la situación actual obligada por la pandemia.

En este sentido, algunos distribuidores podrían ofrecer “salidas” voluntarias con promesa de recontratación “cuando todo mejore” y eso nadie sabe cuándo sucederá. Otros tal vez den pagos de sueldos por adelantado o primas vacacionales como parte de una ayuda interna, pero una vez agotados los recursos, si no hay ventas, no hay comida para que los vendedores puedan llevar a sus mesas.

Así de drástico suena, pero ¿cómo tomar lectura de la situación inédita a la que la industria automotriz se enfrenta en estos tiempos? La respuesta certera nadie la tiene. Esta es una difícil pregunta que nace de un reto mayor para mantener a flote el sector frente al coronavirus. En Europa, es un virus que ha venido a transformar en las últimas semanas las líneas de producción de autos por el ensamble de respiradores artificiales y de coser vestiduras de interiores a tejer cubrebocas.

La industria automotriz está poniendo de su parte en todo el mundo. El paro generalizado de producción de autos se da para evitar mayores contagios en las fábricas dejando algunos voluntarios en las líneas de montaje para seguir con una noble labor como la ya mencionada, a quienes expreso mi admiración.

Ahora miremos el mercado interno. México es un país netamente exportador de automóviles y autopartes, pero también es un importante consumidor. Ante ello y con los problemas tocando a la puerta, hace unos días la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotores (AMDA) difundieron, como normalmente lo hacen, las cifras del reporte del INEGI sobre las ventas de autos nuevos en nuestro país, anunciando el desplome del 25.5% en marzo, y del 10.9% a la baja en el primer trimestre del año.

Pero esto no es todo. De acuerdo con la compañía estadounidense de análisis de datos, JD Power, lanzó un pronóstico de ventas de autos nuevos en México que por el COVID-19 tendrá una baja de 264 mil unidades para 2020, un 20% abajo en comparación a todo 2019. A nivel mundial las ventas caerán 15.1%, es decir, unas 13.7 millones de unidades menos comparado a 2019. Para dimensionarlo, es como si el mercado chino no hubiera vendido un solo automóvil nuevo en un año.

Teniendo estos datos reales, previstos y estudiados, la AMIA solicitó apoyo al Gobierno de México “para salir adelante durante el periodo de contingencia sanitaria por la pandemia del coronavirus”. Recordándole a nuestras autoridades que el sector automotriz representa el 3.8 del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y del 20.5% del PIB manufacturero, así como la generación de 980 mil trabajos directos y 3.6 millones de empleos indirectos.

De todos los puntos que fueron expuestos por la AMIA, destaco dos: “Incrementar la deducibilidad en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) hasta 350 mil pesos en la adquisición de vehículos y exentar al menos un año del pago del ISAN”.

Señores del Gobierno, la AMIA no les está pidiendo que le paguen la luz a las agencias, ni siquiera los sueldos de los vendedores como ya se hace en otros países (cubriendo temporalmente los salarios de empleados de algunas empresas), les está pidiendo aprobar mecanismos para reaccionar ante esta crisis. Hoy hay buenas ofertas para quienes quieren un auto nuevo, pero el cierre de algunas agencias físicas abre la oportunidad para vender por internet y los distribuidores “apechugan”; pero no hay como ir a la agencia y ver el auto, subirse a él y manejarlo. El trato directo.

Es entendible que no exista posibilidad alguna de acercarse a un distribuidor en estos momentos, por salud. Es entendible que éstos tengan que cerrar para cuidar a sus empleados. Pero la gente como sus vendedores no puede estar volviendo a pagar los platos rotos de las indeterminaciones del Gobierno.

Hay sectores económicos, como el automotriz, que piden un respiro fiscal y mantener la cadena de valor, que ante la falta de un plan gubernamental para ayudarles, no saben qué pasará de aquí a un mes, pero sí saben que la recuperación podría tardar años. 

Sin embargo, una luz se asoma al final del túnel. La próxima semana la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados propondrá a la Junta de Coordinación Política solicitar en conjunto a la Secretaría de Economía que la industria automotriz sea incluida en el catálogo de actividades esenciales. En ese sentido el Consejo Coordinador Empresarial busca proponer también la prórroga para el pago de impuestos en general para el pago de cuotas obrero-patronales para la solicitud de incentivos fiscales, esto de acuerdo con una nota publicada el pasado jueves en el diario La Jornada, en una entrevista con la presidenta de la Mesa Directiva, Laura Angélica Rojas.

En conclusión, hoy por hoy el que pierda su empleo, no sabe cuándo podrá recuperarlo. Quien deja ir un buen trabajador, tampoco tiene garantizado volver a contratarlo.

Quizá ustedes están leyendo esto y digan: pobres de ellos en las agencias. No, yo digo: pobres de nosotros.

mario.castillo@informador.com.mx

@MarioCastilloMX

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