Cultura

Absolutismo de la obscenidad

La sangre erguida cuenta la historia de tres hombres maduros en Barcelona obsesionados con su desempeño sexual

GUADALAJARA, JALISCO (22/JUL/2010).-  Vivimos en una sociedad que exacerba deseos que la mayoría de las veces no se pueden satisfacer, lo que genera una energía libidinal que nunca llega a la satisfacción y al placer. “Eso es bastante patético”, reflexiona Enrique Serna a propósito de su más reciente título, La sangre Erguida (editorial Seix Barrial), en la que relata la historia de tres varones maduros obsesionados con el funcionamiento de su miembro viril.
La novela surge de una incógnita que hasta el momento sigue inquietando al escritor originario de la Ciudad de México: ¿Por qué las erecciones suprimen la autonomía de los hombres?

Después de una estancia de dos años en Barcelona, el también autor de Amores de segunda mano eligió esta ciudad catalana para el desarrollo de sus tres personajes: el mexicano Bulmaro Díaz, quien lo pierde todo al no contener su deseo por una mulata dominicana; el catalán Ferrán Miralles, un don Juan que es virgen a los 47 años; y el argentino Juan Luis Kerlow, un actor porno.

Enrique Serna explica que a pesar de que las erecciones pueden ser un tema muy obsceno, con La sangre erguida también disecciona uno de los mitos más importantes de la naturaleza humana y de la esencia del amor.

Lo que es seguro es que la novela le arranca una carcajada a cualquiera, tal vez porque el escritor es consciente de que una ficción aburrida no hay quien la salve.

-- ¿Por qué reconstruir a estos personajes en España?

-- Retomo el donjuanismo contemporáneo, un arquetipo que España exportó al resto del mundo. El lenguaje obsceno español siempre me ha llamado la atención, me agrada bastante como fuerza expresiva y tenía muchos deseos de escribir una novela en este tono, un poco soez y que correspondiera con el carácter de los personajes.

-- ¿De dónde recoge el lenguaje obsceno?


-- Barcelona es un lugar donde coinciden muchos latinoamericanos y cuando estuve ahí tenía las antenas muy abiertas para escuchar el español argentino, el ecuatoriano, el colombiano… y se me ocurrió hacer una mezcla de estos dialectos con mis tres personajes. Además meto dominicanismos de Romelia (la mujer que vuelve loco al mexicano Bulmaro Díaz) y pequeñas intervenciones del catalán. Traté de hacer un uso creativo del lenguaje obsceno de todos estos dialectos.

-- ¿En esta novela también encontramos el genio mestizo?


-- Sí, en el sentido de que hay una promiscuidad de lenguajes. Y creo que esto depende de una elección que todos los escritores hacen, algunos prefieren usar la norma culta del español, un lenguaje neutro donde no hay localismos, y a mí me pareció interesante utilizarlos porque como lector los regionalismos me enriquecen, amplían mi vocabulario, y elegí más bien que cada personaje se expresara con su particularidad lingüística.

-- ¿Con estos personajes quiso hablar de la sexualidad falocéntrica de Iberoamérica?

-- Lo que me llevó a escribir la novela es que una parte tan importante como el miembro viril se mueve por una fuerza superior a nuestro albedrío, lo que implica una pérdida de soberanía que para muchos puede ser placentera, pero para muchos neuróticos resulta angustiosa. Y entonces cuestiono: ¿qué buscaba Dios o la naturaleza al privarnos el control de nuestras erecciones? Ese misterio siempre me ha intrigado y en los últimos años he comenzado a hacer conjeturas para tratar de explicarlo, pero en lugar de escribir un tratado árido sobre el tema, preferí escribir una novela tragicómica.

-- Las historias están relatadas de manera que será fácil la identificación del lector.


-- La mayoría de los hombres se sentirán identificados con alguno de los personajes o tal vez con todos, porque reflejan una parte muy vulnerable de la masculinidad, pues creo que el afán de convertir la virilidad y el rendimiento sexual en una cuestión de honor que nos ha hecho mucho daño a los hombres y también a las mujeres.

-- ¿A qué reflexiones le llevó el proceso de la escritura?


-- Reflexioné mucho sobre la pornografía, sobre todo a través del actor porno que está en el declive de su carrera y que siente que ha sido víctima de los mercaderes de la frustración sexual. Y no condeno esta práctica en nombre de la moralidad, lo hago en nombre del placer, porque me parece que el deseo frustrado es un mal, y el deseo satisfecho es un bien, pero no disfrutarlo puede tener consecuencias funestas, desde la amargura hasta los impulsos homicidas. Y nosotros vivimos en una sociedad que nos exacerba deseos que la mayoría de las veces no podemos satisfacer. Estamos expuestos a mujeres semidesnudas todo el tiempo, que generan una energía libidinal que nunca llega a la satisfacción y al placer.

-- ¿Dónde está el origen de este deseo exacerbado?

-- Mi reflexión tanto de la pornografía como de los misterios en torno a la erección es que es necesario recuperar el sentido romántico del amor, el misticismo de la entrega amorosa, porque de lo contrario te haces víctima de otras cosas igualmente indeseables, como el darwinismo sexual, lo que finalmente te lleva a una resequedad del alma, a una falta de compromiso amoroso; y por otro lado, está el peligro de la impotencia sexual, que construye hombres castrados.

-- ¿Para construir los personajes tuvo que documentarse?


-- Construí personajes de lo que he observado, pero también me ha influido lo que he leído, de autores como Henry Miller (…) o San Agustín, quien en La Ciudad de Dios cuenta que Adán tenía control de sus erecciones, porque tanto él como Eva eran lo que él llamaba cuerpos espirituales, inmunes al deseo, y lo plantea como una época en la que el hombre está más cerca de Dios, pero a partir de que mordieron la fruta prohibida, el castigo fue que Adán perdió el control de sus erecciones. Y hay otros descubrimientos de la ciencia que me inquietan, como el viagra, que nos hace pensar que las erecciones pueden ser volitivas, pero la pregunta que lanzo a los lectores y que no he podido responder es si se gana más de lo que se pierde.

“¿Qué buscaba Dios o la naturaleza al privarnos el control de nuestras erecciones?”
Enrique Serna, escritor

El escritor
Nació en 1959 en la Ciudad de México. Es licenciado en Letras Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Como narrador ha publicado Señorita México, El miedo a los animales, El seductor de la patria, Ángeles en el abismo y Fruta verde. De cuentos reunidos tiene los títulos Amores de segunda mano y El orgasmógrafo. Y como ensayista es autor de Las caricaturas me hacen llorar y Giros negros. Enrique Serna obtuvo en el 2000 el Premio Mazatlán de Literatura y en 2004 el Premio de Narrativa de Colima.

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