Cultura

Historias como los cuadros de Goya

El escritor muestra momentos del franquismo en su novela Todo está perdonado, ganadora

GUADALAJARA, JALISCO (31/OCT/2011).- Hay espejos que reflejan a una sociedad completa, según explica el escritor Rafael Reig, ganador del Premio de Novela Tusquets 2010 con Todo está perdonado. Y éstos están en las novelas, que “son espejos, donde nos podemos ver no como en el cuadro de un pintor de cortes, donde vamos a salir más guapos, sino como en los cuadros de Goya, donde vamos a salir con papada, gorditos y se nos verán los Michelines del cuerpo y los Michelines éticos, la grasa moral, eso es mucho peor. La gente está más preocupada por que su cuerpo esté en orden, que por que su espíritu esté tranquilo”.

Rafael Reig es novelista y ensayistas, pero también es crítico literario. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y Nueva York. El escritor (España, 1963) en entrevista telefónica explica que le interesa contar la realidad  y hacerlo con humor. “Soy un escritor más bien realista, pero lo que me gusta es sorprender al lector y buscar un lector cómplice que participe y entre en el juego”.

Con casi una decena de títulos publicados, el autor ahora trabaja en una historia de terror. Este cambio en su narrativa, considera que es el resultado de su deseo por no repetirse.

–¿Por qué eligió el futbol como hilo conductor de la historia?

–Yo nunca he visto un partido de futbol, así que es una decisión sorpréndete; lo elegí porque me gusta mucho oír hablar de futbol, me gustan las crónicas, los señores que por la radio hablan de futbol, porque me parece como La Ilíada, una cosa épica, con una grandeza y una sensación de dramatismo que ya no tiene casi nada. Vemos el telediario y anuncian que mueren 50 personas y no nos parece nada grave; en cambio, en el futbol parece que nos estamos jugando la vida siempre. Me parecía estupendo como hilo narrativo y por las copas de Europa que unían la dictadura de Franco con la democracia actual, porque lo que yo quería ver era si había tanta diferencia entre una dictadura y lo que llamamos democracia.    

  –¿Y por qué nunca ha visto un partido?

–Porque me aburría, yo me quedaba en la cocina con las chicas preparando los bocadillos y me la pasaba mejor.

  –Al abordar estas dos Eurocopas, la de 1964 y la de 2008, ¿cómo creó los puentes de unión?

–Bueno, documentarse de futbol es muy sencillo, basta con ir a un bar porque está lleno de eruditos, tomando una copa te cuentan todo de futbol, así que eso me resultó fácil. Yo lo que quería ver es cómo en los años sesenta en España comenzó la sociedad de consumo, ahí empezó lo que aquí estamos sufriendo, es decir que la gente ya no espera un cambio o una transformación, lo único que quiere es tener un coche mejor o tener una tele de plasma o comprarse un iPhone. Y el futbol para mí era la metáfora de esa nueva forma de control y explotación, que es el consumo, en la cual estamos todos metidos hasta más arriba de la rodilla.

  –¿En el futbol hay ceguera?

–Creo que lleva a una sociedad anestesiada, parece que estamos todos bajo los efectos de un ácido o algo así, creo que hay que despertar un poco, y como se dice ahora: hay que indignarse, hay que estar un poco indignado y dejar un poquito de fuerza moral para transformar esa rabia y esa indignación en una acción social y política que consiga que vivamos de una forma de la cual no nos tengamos que avergonzar tanto.

   –¿Por qué decidió poner luz en un momento difícil para España, como lo es el franquismo?

–Bueno, porque ése es el pasado del que venimos y tenemos que apoyarnos en él para tomar impulso y alejarnos, porque yo nací en el año 63, en ese momento. Creo que históricamente, antes de la Guerra Civil, España era un país casi medieval, donde había cuatro ricos y el pueblo era una alpargata, entonces el franquismo realmente inventó y creó a la clase media con el desarrollo industrial de los sesenta, había un poquito más de riqueza, muy mal repartida pero la había; entonces la clase media, en la mayoría de la población, aunque digan que no, hay un franquismo residual y unos valores aprendidos durante el franquismo. La clase media siempre vuelve a casa y la casa de mamá es de Franco.

  –¿Y la clase baja se antepone a la clase media en ideales?

–La clase baja, o lo que antes se llamaba el proletariado, casi ya no existe; estaba totalmente desprovista de consciencia de clase, por lo tanto no tiene mucha capacidad de actuación. Creo que los valores de la lucha obrera, de transformación, han quedado un poquito atenuados y en cambio lo que tenemos es el ecologismo, estamos todos más preocupados por el Planeta que por el barrio pobre de nuestra ciudad. Me resulta un poco ridículo que todos estemos pensando en la capa de ozono y no en los niños que no saben leer y escribir y pasan hambre.

  –¿La clase media es consciente de la vigencia de los valores franquistas?     

–No. Yo creo que no, porque este tipo de valores se han quedado como en el sentido común. Ideas como que la política es algo poco noble, que mejor no significarse, no digas nada ni saques los pies del plato, el mantenerse con perfil bajo y los valores de pensar que no existe clase. La clase media lo que piensa es que es una cuestión de suerte o esfuerzo personal estar un poco más arriba o un poco más abajo, que no hay privilegios, sino que los privilegios son el resultado de un esfuerzo y por lo tanto son merecidos. Todo eso son una especie de ideología que no es explícita, pero que está en los comportamientos. Por ejemplo, la forma en que España trata a los inmigrantes es una locura, teniendo en cuenta que España ha sido un país de migrantes desde siempre, México lo sabe muy bien y lo saben los alemanes y todos los países donde los españoles han ido a trabajar durante años.  

–En ese sentido, ¿cuál es la función de la literatura?

–Primero no hay que olvidar que la primera función de la literatura es entretener, una novela si es divertida debe tener humor y el lector tiene que seguir leyendo para saber cómo acaba, y para pasar un buen rato; tiene que estar de copas con los amigos y decir ‘que ganas de llegar y seguir leyendo’, porque si no, no vale para  nada. La función de las novelas sería la contraria a la de la televisión, la cual te quita preocupaciones, yo creo que una novela tiene que intranquilizar, tiene que producir desorden en tu cabeza, obligarte a ver las cosas con nuevos ojos y esos nuevos ojos te ayudan a recomponer el mundo. Y una novela que sea un narcótico, es una mala novela.

PERFIL
Entre las letras

Rafael Reig nació en España, en 1963. Estudió Filosofía y Letras en universidades de Madrid y Nueva York. Es novelista, ensayista y crítico literario. Ha publicado casi una docena de novelas entre las que sobresalen Esa oscura gente, La fórmula Omega, Sangre a borbotones y Manual de literatura para caníbales.

En 2010 obtuvo el Premio de Novela Tusquets con Todo está perdonado.

FRAGMENTO
Todo está perdonado

Rafael Reig
Tusquets, 2011
Páginas 367

Había perdido toda esperanza de ver a España otra vez campeona en una Eurocopa. Nos faltaba fe en nosotros mismos.

En noviembre de 2007 habíamos pasado la fase eliminatoria al ganar a Irlanda del Norte. Hizo falta la lesión de Torres para que Luis de Aragonés, ese formidable cabezota, ese camandulero repleto de soberbia, alineara por fin juntos a Cesc, Iniesta, Silva y Xavi. Funcionó, aunque nos quedamos muy cortos en el área, tal y como yo había dicho que pasaría.

Al final un solo tiro de Xavi consiguió refutar aquel dogma de fe sobre el que se construía el juego del equipo: que había que llegar con el balón atado a los cordones de las botas hasta la línea de gol. ¿Ah, sí? Pues a más de 25 metros disparó Xavi, el balón rebotó en la cabeza atónita de Craigan y se metió en la portería de Taylor: ¡Gooooool! ¡Gol de España, señores!

Tengo que confesar que yo era partidario de Raúl, he sido y soy raulista, y no me da ninguna vergüenza, y se me hacía antipático Luis de Aragonés: nunca había soportado que le llamarán “el sabio de Hortaleza” ni esa voz de hipnotizador con la que hacía creer que sus palabras significaban siempre más de lo que en realidad decía, que aquello tenía su intríngulis, como si hablara en cursiva.

Pocos lo admitimos sin empacho, pero fuimos legión los que entonces pensábamos que, con Luis, otra vez, España se buscaba a sí misma en vano, intentaba alejarse de su propia sombra, dejarla atrás y seguir andando a solas, como el sonámbulo que pisa los cascotes de un sueño que ya se le ha desmoronado encima, que se ha hecho añicos sobre su cabeza, catapún.     

Así que en junio pensé que no nos clasificaríamos.


''La función de las novelas sería la contraria a la de la televisión, la cual te quita preocupaciones, yo creo que una novela tiene que intranquilizar.''
Rafael Reig, escritor

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