Cultura

Más de 10 mil personas han acudido a la Feria de la Lectura en Yucatán

La feria alberga a más de 120 casas editoriales con un acervo superior a los 25 mil títulos

MÉRIDA, YUCATÁN (11/MAR/2012).- Unas 10 mil 500 personas han tomado parte en la primera Feria Internacional de la Lectura Yucatán, uno de los proyectos más ambiciosos impulsados en el país para revertir las cifras negativas en cuanto al hábito de leer, estimaron hoy sus organizadores.

Auspiciada por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), en el marco del 90 Aniversario de su Fundación, la feria alberga a más de 120 casas editoriales con un acervo superior a los 25 mil títulos.

De igual modo, desde su inauguración, el pasado día 9, han participado destacados escritores como Elena Poniatowska, Margo Glantz, Mónica Lavín, Denise Dresser, Hernán Lara Zavala y espera también la participación de José Agustín, entre otros autores.

Ha recibido a grandes figuras de la caricatura o "moneros" como también se les llama, como el caso de Eduardo del Río, mejor conocido como "Rius"; José Ignacio Solórzano (Jis), y José Trinidad Camacho, mejor conocido como "Trino".

La idea de esta primera feria es "volver a ser lectores, lectores por placer", según expuso en su oportunidad el propio rector de la UADY, Alfredo Dájer Abimerhi.

"Tenemos que ser lectores de literatura, ciencia, arte, cuentos, historias, novelas y poesía; lo mismo en maya, que en inglés, francés y en chino", comentó.

"Mario Vargas Llosa dijo alguna vez, aprender a leer a los cinco años fue la cosa más maravillosa que le pudo ocurrir. Le permitió viajar 20 mil leguas de viaje submarino, sin salir de su casa, y luchar junto a los tres mosqueteros batiéndose a punta de espada contra los soldados de Richelieu, y salir sin un rasguño", agregó.

Leer es un placer, un deber, una necesidad y en la sociedad moderna, una obligación. Leemos por curiosidad y por necesidad. Leemos para disfrutar, aprender y compartir, apuntó.

Sin embargo, hay conciencia de que no será una tarea fácil, pues de acuerdo con un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en México sólo el dos por ciento de la población tiene el hábito de la lectura, lo que impide el desarrollo del país.

De igual manera, la Encuesta Nacional de Lectura realizada en 2006, refirió que los libros existentes en la gran mayoría de los hogares mexicanos eran en su mayoría, de texto.

Además, de acuerdo con esos datos, de las personas entrevistadas en esa encuesta, el 90 por ciento declaró que leía más cuando tenía entre seis y 22 años de edad.

Esto es, leían en la edad escolar, seguramente libros de texto y desafortunadamente y muy probablemente no los leían por un gusto que les permitiera continuar leyendo toda la vida.

Otros datos de la Encuesta señalan que el 69 por ciento de la población dice no leer por falta de tiempo, el 34 por ciento por falta de gusto por la lectura, y el 19 por ciento prefiere hacer otra cosa.

Y finalmente un dato contundente, el 54 por ciento de los mexicanos no gasta en libros.

A pesar de ello, para el propio rector de la UADY y los organizadores, la Filey es una oportunidad para empezar a avanzar hacia un cambio radical en la historia de México como pueblo lector.

"El acceso a los libros, disponibilidad de libros; ambiente familiar y escolar apropiados para la lectura, son los mejores recursos para atender los problemas".

"Hay que tener libros en casa, en la escuela, hay que prestar libros, regalar libros igual que regalamos juguetes, chocolates y flores", dijo el académico en entrevista posterior.

En estos días todos y todas los que acudan a la Feria, que llega a su fin el próximo día 15, tendrán muchas oportunidades para leer y releer, escuchar y ver a los lectores y a los autores de muchos libros.

Y sí, los salones del Centro de Convenciones Siglo XXI, sede de esta primera Feria, lucen repletos y llenos de un bullicio que por momentos hace ver con vida a los miles de ejemplares que se exhiben.

Miles y miles de libros que esperan el momento de dejar de ser un ente inanimado para pasar a formar parte de la historia de aquel que se sumerja en aquella historia que guarda celosamente en sus páginas y convierta las palabras en esa sensación orgánica e indescriptible que sólo dan los libros.

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