Ideas

Aspiracionistas

No quedó claro, por lo visto, o quizá se dudó que fuera sincero el reconocimiento al esfuerzo que, como millones de admirables mexicanos del pasado y del presente, realizó el nieto -por parte de madre- de un exiliado español procedente de Ampuero, municipio de Cantabria, y de una descendiente de asturianos -también emigrantes, pues-, y que por la rama paterna tuvo ascendientes indígenas y africanos; que cursó la primaria en la única escuela del pueblo y por las tardes ayudaba a sus padres en la tienda “La Posadita”; que estudió secundaria y preparatoria en Villahermosa, y a los 19 años se mudó a la Ciudad de México para residir en la Casa del Estudiante Tabasqueño e ingresar a la facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM; que ocupó varios cargos en el gobierno de Tabasco, el PRI y el PRD, de cuyos comités directivos estatales llegó a ser presidente; que escribió los libros “Los Primeros Pasos” y “Del Esplendor a la Sombra: La República Restaurada”; que perdió dos veces las elecciones para gobernador de su estado natal pero en 2000 llegó a ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; que fue tres veces candidato, y en el tercer intento consiguió ser lo que es actualmente: el Presidente de la República.

-II-

Una persona que cubre esa ruta, culmina sus aspiraciones, entendidas, diccionario en mano, como “acción y efecto de pretender o desear algún empleo, dignidad u otra cosa”: algo no solo lícito sino encomiable; digno de imitación. En manera alguna “sinónimo de egoísmo, individualismo, corrupción, clasismo y racismo”, como se dijo, en tono de admonición o de reproche, en “La Mañanera” de ayer.

Esa declaración motivó la rápida respuesta del alcalde de Benito Juárez, en la Ciudad de México, Santiago Taboada Cortina, en el sentido de que las personas que se levantan temprano todos los días a trabajar para pagar una renta o una hipoteca, las colegiaturas, la mensualidad del automóvil o hacer compras en el mercado, “tienen un índice de desarrollo humano admirable, al que deberían de acceder todos los mexicanos; son organizadas; se informan y exigen a sus autoridades la calidad de vida a la que tienen derecho, pero también son muy críticas de las malas decisiones del Gobierno”.

-III-

¿O debe entenderse que quienes exigen a sus autoridades mejores servicios urbanos, mayor seguridad, mejores escuelas y atención médica de calidad son unos depravados, y los conformistas, en cambio, unos virtuosos...?

jagelias@gmail.com

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