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Los saldos del golpe al INE

Aunque no se consumó el “Plan A” del Presidente Andrés Manuel López Obrador que era la reforma constitucional para crear un Instituto Nacional Electoral (INE) totalmente al modo 4T, la mayoría simple de Morena y sus aliados impusieron el “Plan B” que, por donde se le vea, representa también una grave regresión democrática. En espera de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación quiera corregir las evidentes violaciones constitucionales en las que incurren muchas cláusulas de esta reforma legal electoral, resumo en 5 puntos lo que deja este bochornoso golpe autoritario al órgano electoral, que nos costó décadas construir.

1) Por primera vez desde hace más de cuatro décadas (incluidas las que se dieron en la fase terminal del priato, antes de la primera alternancia política del 2000), se impone una reforma electoral a menos de dos años de la elección presidencial y sin acuerdos ni consensos de las fuerzas políticas en las nueva reglas para los comicios. 

2) Quedó patente el contraste entre la amplia aceptación popular al trabajo del INE y el profundo desprecio que desde el primer momento de su Gobierno mostró López Obrador a esa institución, que validó su triunfo electoral y ha garantizado la alternancia política con relativa tranquilidad desde hace más de dos décadas. Como muestra de ese injustificado repudio, en el proceso legislativo de la reforma se ignoró por completo al INE.

3) Los recortes presupuestales y administrativos que obligarán al despido de más de 2 mil funcionarios de carrera del INE pondrán en grave riesgo la confiablidad que se había alcanzado en el padrón electoral, en la organización de la jornada de votaciones, debilita aún más los muy incipientes avances en el tema de fiscalización a los partidos, y lo más preocupante, volverá la desconfianza en la fase del conteo y procesamiento de los votos.

4) Tanta saña para debilitar al INE y la urgencia y prioridad que dio al cambio de las reglas electorales, por sobre todos los otros grandes retos del país, hizo ver a López Obrador en realidad temeroso de perder las elecciones pese a jactarse frecuentemente de su gran popularidad.

5) Internamente el lopezobradorismo salió también con fisuras internas. El líder de los senadores morenistas, Ricardo Monreal, exhibió los excesos anticonstitucionales de la reforma que votó en contra, pero también la abyecta sumisión de las bancadas del partido en el poder al Presidente, lo que hirió de muerte su liderazgo y posibilidades de ser el eventual abanderado presidencial de la oposición. Quedaron también los raspones de Morena con sus partidos rémoras aliados del PT y del Verde, a los que les regatearon hasta el final la cláusula de la “vida eterna” que les prometieron para que votaran a favor de la reforma electoral que ni a ellos convencía. 

jbarrera4r@gmail.com

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