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‘El eterno Puello y el futuro de la Serie del Caribe’

El dominicano Juan Domingo Puello Herrera es el eterno cacique de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC). Hace cinco o seis años hubo un intento real de sacarlo, México y Puerto Rico empujaron fuerte: “es hora de que se retire”, pero República Dominicana y Venezuela lo blindaron. Se pactó un compromiso: elección al año siguiente, sin Puello, pero la promesa fue incumplida, el sempiterno mandamás del béisbol profesional de invierno en Latinoamérica, sobrevivió y No fue casualidad, sino estrategia pura, habilidad para manipular, preservar complicidades y permitir la negligencia de las dirigencias de las ligas integrantes de la organización.

Lo cierto es que la CBPC se volvió feudo personal. Las decisiones estratégicas —sedes, formatos, admisiones— giran en torno a un solo hombre y de alguna u otra forma todos los dirigentes o quienes influyen en las organizaciones beisboleras del invierno en el caribe lo toleran, sea porque dicen, que sin él todo se cae o por simple negligencia de actuar, prefiriendo mantenerse en zona de confort ‘sin despeinarse’, mas recibiendo las pingües dádivas de quien lo menos que ofrece son cuentas claras.

Sin embargo , aunque hoy se sigue hablando de la necesaria transición, al menos de un nuevo acuerdo de salida futura del cacique, al parecer todo quedará en intento fallido.

Y ahí está el antecedente  demoledor: ya hubo un acuerdo y no se cumplió.

Y más aún, de concretarse el esquema para una renovación, cualquier relevo puede ser solo formal, con un nuevo presidente visible que en la práctica resulte un monigote de Puello, que seguirá mangoneando desde la sombra.

Mas el problema no es solo él cacique, el problema son las ligas que conforman la CBPC, las mismas que podían haberlo cambiarlo todo y no lo hicieron, recordando que en un momento clave para que hubiera ocurrido la necesaria renovación, las ligas invernales de México y Puerto Rico aceptaron un pacto y después no lo exigieron y permitieron que las organizaciones de Dominicana y Venezuela lo protegieran, dando como funesto resultado un cacique eterno y una Confederación dependiente de una sola figura.

El legado es del sempiterno presidente de la CBPC es divalente, ya que por un lado, es cierto que ha mantenido viva la Serie del Caribe, habiendo sorteado varias crisis, pero también confundió estabilidad con inamovilidad, y las ligas lo dejaron.

El béisbol caribeño tiene reglas, estadísticas y estrellas, pero también tiene el poder tan concentrado que daña severamente la institucionalidad.

La Serie del Caribe sigue viva, pero atrapada. La pregunta es clara: ¿la próxima edición del certamen, a celebrarse del 1 al 8 de febrero de 2026 en Zapopan, México, será un torneo sólido o seguirá dibujado bajo la voluntad del dirigente eterno?

Los caciques no sobreviven solos, perduran  porque las instituciones renuncian a gobernarse a sí mismas. Puello Herrera no es eterno por azar, es eterno porque las ligas beisboleras de invierno que conforman la CBPC han seguido permitiendo que lo sea.

Y, otras preguntas, en un tópico que merecerá un ulterior análisis, pero que es válido generar inicial interrogación: ¿afectará a la CBPC esa decisión de quitarle la sede de la edición 2026 del serial caribeño a Venezuela?, ¿la respuesta de la liga venezolana de béisbol y obviamente del gobierno de dicha Nación, de haber convocado a un torneo con equipos y selecciones de otros países latinoamericanos será preludio de escisión de la CBPC? . Todo está por verse, poco hace falta para que se devele la realidad prospectiva de la Confederación.

Así las cosas, lo que queda ahora es esperar que el próximo serial a escénificarse en la casa de los Charros de Jalisco sea exitoso, tanto en el ámbito deportivo y como buen espectáculo,  como en lo relativo al aspecto socioeconómico para que vengan más ediciones exitosas a disfrutar en los años por venir, de las que muchas de ellas se efectuarán en territorio mexicano. 

@salvadorcosio1

@bambinazos61@gmail.com

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